¿Qué es y qué tipos existen?
Para comenzar, cabe conocer la diferencia entre coágulo y trombo. Ambos se forman de la misma forma, pero un coágulo “es una respuesta homeostática”, es decir, evita que el individuo muera a causa de una hemorragia, y un trombo es “un fenómeno siempre patológico” (Majluf-Cruz y Espinosa-Larrañaga, 2007). Dicho de otra manera, un trombo realmente es un coágulo, pero que se formó en la zona equivocada y que puede permanecer en arterias y venas, con mayor frecuencia, pero también en capilares o en las cavidades cardíacas. Su gravedad dependerá del vaso que haya obstruido.
La trombosis es una obstrucción del flujo de la sangre que provoca que los tejidos y células de ese vaso o arteria sufran isquemia, que es la parada o descenso de la circulación de la sangre. Si esta isquemia se alarga, se produce una necrosis (“lesión celular irreversible”) que puede afectar a cualquier órgano. Su consecuencia comprende diversas complicaciones, tanto agudas como crónicas que lleven a dejar graves secuelas en el individuo pudiendo provocarle la muerte.
- Trombosis venosa profunda (TVP): se produce cuando se forma un coágulo de sangre en las venas profundas de la ingle, la pierna o el brazo. Primeramente, afecta a las extremidades, pero puede afectar también a cualquier vena (Moumneh, Penaloza y Roy, 2018).
- Embolia pulmonar (EP): ocurre cuando un coágulo de sangre se desprende de la pared de una vena, viaja en la circulación y se aloja en los pulmones, bloqueando así el suministro de sangre total o parcialmente.
- Tromboembolismo venoso (TEV): se forma cuando las dos anteriores se juntan, provocando una afección médica muy peligrosa y potencialmente mortal.
¿Qué puede provocar una trombosis?
Tal y como señala la SITH (2021), existen unas situaciones y factores de riesgo determinados que pueden incrementar “el riesgo de desarrollar coágulos de sangre potencialmente mortales”. Además, estos no discriminan y pueden afectar a personas de cualquier edad y sexo.
En primer lugar, los agentes de riesgo alto son: permanecer ingresado en un hospital durante un largo período de tiempo, someterse a una operación (sobre todo relacionadas con la rodilla, la cadera o el cáncer) y no moverse durante mucho tiempo, por ejemplo, en períodos de reposo o viajes largos.
En segundo lugar, entre los factores de riesgo moderado se encuentran: tener más de 60 años, antecedentes familiares o personales de trombos y/o accidentes cerebrovasculares, tener cáncer y haberse sometido a quimioterapia, haber sufrido un traumatismo y tomar “medicamentos a base de estrógenos”, como serían las pastillas anticonceptivas (SITH, 2021).
Este último año, a estos riesgos se le ha sumado el padecer el COVID-19 ya que, en sus formas más graves puede llevar a “complicaciones cardiovasculares y trombóticas” (Lozano, et al., 2021). Aunque cabe señalar que, en la mayoría de los casos, se manifiesta de forma leve, en algunos pueden desarrollarse síntomas más graves “que aumentan el riesgo de complicaciones y empeoran de manera marcada el pronóstico”.
Fuentes:
Brenes, M. R. A. (2010). Trombosis venosa profunda durante el embarazo. Revista Médica De Costa Rica y Centroamérica, 67(592), 199-206.
Bustillo, A. L., et al. (2016). Sobrepeso y obesidad en el embarazo: complicaciones y manejo. Archivos de medicina, 12(3), 11.
Lozano, I. F., et al. (2021). Mejorar la prevención de la trombosis y las complicaciones cardiovasculares durante la pandemia de COVID-19. Revista Española de Cardiología Suplementos, 21, 1-8.
Majluf-Cruz, A., & Espinosa-Larrañaga, F. (2007). Fisiopatología de la trombosis. Gaceta Médica de México, 143(S1), 11-14.
Moumneh, T., Penaloza, A., y Roy, P. M. (2018). Trombosis venosa profunda. EMC-Tratado de Medicina, 22(1), 1-6.
Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (2021). Abra los ojos al tromboembolismo venoso (TEV).