Cada año se registran unos 10 millones de casos de trombosis en todo el mundo, superando en número de muertes al SIDA, el cáncer de mama, el de próstata y los accidentes de tráfico juntos. Por este motivo, queremos dar a conocer los principales datos en torno a ella, porque la información es el primer paso para la prevención.
¿Qué es y qué tipos existen?
Para comenzar, cabe conocer la diferencia entre coágulo y trombo. Ambos se forman de la misma forma, pero un coágulo “es una respuesta homeostática”, es decir, evita que el individuo muera a causa de una hemorragia, y un trombo es “un fenómeno siempre patológico” (Majluf-Cruz y Espinosa-Larrañaga, 2007). Dicho de otra manera, un trombo realmente es un coágulo, pero que se formó en la zona equivocada y que puede permanecer en arterias y venas, con mayor frecuencia, pero también en capilares o en las cavidades cardíacas. Su gravedad dependerá del vaso que haya obstruido.
La trombosis es una obstrucción del flujo de la sangre que provoca que los tejidos y células de ese vaso o arteria sufran isquemia, que es la parada o descenso de la circulación de la sangre. Si esta isquemia se alarga, se produce una necrosis (“lesión celular irreversible”) que puede afectar a cualquier órgano. Su consecuencia comprende diversas complicaciones, tanto agudas como crónicas que lleven a dejar graves secuelas en el individuo pudiendo provocarle la muerte.
La Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (SITH, 2021) distingue entre:
- Trombosis venosa profunda (TVP): se produce cuando se forma un coágulo de sangre en las venas profundas de la ingle, la pierna o el brazo. Primeramente, afecta a las extremidades, pero puede afectar también a cualquier vena (Moumneh, Penaloza y Roy, 2018).
- Embolia pulmonar (EP): ocurre cuando un coágulo de sangre se desprende de la pared de una vena, viaja en la circulación y se aloja en los pulmones, bloqueando así el suministro de sangre total o parcialmente.
- Tromboembolismo venoso (TEV): se forma cuando las dos anteriores se juntan, provocando una afección médica muy peligrosa y potencialmente mortal.
¿Qué puede provocar una trombosis?
Tal y como señala la SITH (2021), existen unas situaciones y factores de riesgo determinados que pueden incrementar “el riesgo de desarrollar coágulos de sangre potencialmente mortales”. Además, estos no discriminan y pueden afectar a personas de cualquier edad y sexo.
En primer lugar, los agentes de riesgo alto son: permanecer ingresado en un hospital durante un largo período de tiempo, someterse a una operación (sobre todo relacionadas con la rodilla, la cadera o el cáncer) y no moverse durante mucho tiempo, por ejemplo, en períodos de reposo o viajes largos.
En segundo lugar, entre los factores de riesgo moderado se encuentran: tener más de 60 años, antecedentes familiares o personales de trombos y/o accidentes cerebrovasculares, tener cáncer y haberse sometido a quimioterapia, haber sufrido un traumatismo y tomar “medicamentos a base de estrógenos”, como serían las pastillas anticonceptivas (SITH, 2021).
Asimismo, existen unas circunstancias determinadas que pueden aumentar el riesgo de sufrir una trombosis como serían: obesidad, embarazo, fumar tabaco y consumir alcohol (SITH, 2021). En el caso del embarazo el riesgo varía “entre 1 y 5 casos por 1000 partos”, riesgo que aumenta en la etapa post parto, sobre todo si se le ha practicado una cesárea (Brenes, 2010). Si durante el embarazo se le suma el factor de la obesidad, el riesgo es mucho mayor y podría llevar a producir “aborto espontáneo, parto pretermino, muerte fetal intrauterina y macrosomía fetal”, entre otras (Bustillo, et al., 2016).
Este último año, a estos riesgos se le ha sumado el padecer el COVID-19 ya que, en sus formas más graves puede llevar a “complicaciones cardiovasculares y trombóticas” (Lozano, et al., 2021). Aunque cabe señalar que, en la mayoría de los casos, se manifiesta de forma leve, en algunos pueden desarrollarse síntomas más graves “que aumentan el riesgo de complicaciones y empeoran de manera marcada el pronóstico”.
Fuentes:
Brenes, M. R. A. (2010). Trombosis venosa profunda durante el embarazo. Revista Médica De Costa Rica y Centroamérica, 67(592), 199-206.
Bustillo, A. L., et al. (2016). Sobrepeso y obesidad en el embarazo: complicaciones y manejo. Archivos de medicina, 12(3), 11.
Lozano, I. F., et al. (2021). Mejorar la prevención de la trombosis y las complicaciones cardiovasculares durante la pandemia de COVID-19. Revista Española de Cardiología Suplementos, 21, 1-8.
Majluf-Cruz, A., & Espinosa-Larrañaga, F. (2007). Fisiopatología de la trombosis. Gaceta Médica de México, 143(S1), 11-14.
Moumneh, T., Penaloza, A., y Roy, P. M. (2018). Trombosis venosa profunda. EMC-Tratado de Medicina, 22(1), 1-6.
Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (2021). Abra los ojos al tromboembolismo venoso (TEV).