Los trastornos neurológicos afectan a unos mil millones de personas en todo el mundo. Entre estos trastornos se encuentra la enfermedad de Parkinson, que afecta a más de 6 millones de personas en todo el mundo. El 11 de abril se celebra su día mundial por lo que colaboramos con la Federación Española de Párkinson en este artículo para conocer en qué consiste y cuáles son sus etapas.
¿Qué es el párkinson?
La enfermedad de Parkinson se produce “por un proceso neurodegenerativo multisistémico que afecta al sistema nervioso central”. Es una enfermedad crónica de evolución muy lenta en algunos casos, aunque en otros puede evolucionar de forma más rápida. Asimismo, es importante destacar que quien la padece no muere a causa del párkinson, por lo que “no es una enfermedad fatal” (Asociación de Parkinson de Madrid, 2020). Lo que sí es cierto es que suele ser más intensa en un lado del cuerpo que en otro (Centro de Estudios de Trastornos del Movimiento – CETRAM, 2020).
Causas y factores de riesgo
De acuerdo con Campdelacreu (2014), gran cantidad de investigaciones epidemiológicas han relacionado varios factores ambientales y genéticos como riesgo a padecer esta enfermedad. El factor que tiene una evidencia más fuerte en el aumento del riesgo de sufrir párkinson son los pesticidas y la “alta exposición a manganeso y también por plomo”.
Estos factores están seguidos por el alto consumo de hierro, la diabetes mellitus, la obesidad, el consumo de alcohol y la anemia crónica. Pero en su investigación, Campdelacreu (2014) también resalta aquellos que reducen el riesgo ligeramente: café, té, vitamina E, ejercicio físico vigoroso…
El párkinson es una enfermedad con progresión rápida y lenta para la cual hoy en día no hay una cura definitiva. En cambio, sí que hay diferentes recursos tanto médicos como no-médicos para ralentizar su evolución, paliar los síntomas y mejorar de manera eficaz la calidad de vida de quienes lo padecen (Asociación de Parkinson de Madrid, 2020). Entre estos tratamientos no-médicos se encuentra el practicar ejercicio físico y acudir a terapias físicas, ocupacionales y del habla (Armstrong y Okun, 2020).
Síntomas de la enfermedad
El párkinson causa síntomas motores y no motores. Los primeros y más conocidos son los temblores al estar en reposo, pero también se padece rigidez en determinadas partes del cuerpo, inestabilidad para mantener la postura y bradicinesia (movimientos lentos). Y los no motores son los problemas cognitivos, como demencia, depresión, ansiedad, fatiga o mareos, entre otros (Bocanegra, Trujillo-Orrego y Pineda, 2014).
Como señala el CETRAM (2020), es común asociar el párkinson a la aparición de temblores, pero no todo el que lo padece los presenta. Estos temblores son movimientos que la persona no puede controlar, son involuntarios. Y es interesante destacar que los temblores desaparecen al dormir y se incrementan con las emociones.
Es una enfermedad que aparece en la edad adulta y afecta de forma diferente a cada persona. Sin embargo, un porcentaje alto de los pacientes con párkinson acaban padeciendo demencia, ya que es más frecuente conforme avanza la enfermedad. Esta información a veces genera debate entre los especialistas en neurología, por si la demencia se genera por la enfermedad, o por el avance en la edad. “Puede aparecer aproximadamente en el 80% de los pacientes a los 20 años después del inicio de la enfermedad” (Bocanegra, Trujillo-Orrego y Pineda, 2014).
Estadios en la enfermedad de Parkinson
Existen cinco niveles de progresión de la enfermedad de Parkinson. Queremos recalcar que esto no quiere decir que todo el mundo vaya a llegar a sufrir los niveles más altos. De hecho, solo un 15% de los que padecen la enfermedad llegar a necesitar la ayuda constante de otra persona. La Asociación Parkinson Madrid (2020) menciona los niveles así:
- Estadío 1: los síntomas afectan solo a la mitad del cuerpo, son leves.
- Estadío 2: los síntomas afectan a los dos lados, pero no al equilibrio de la persona.
- Estadío 3: los síntomas son más notables y empieza a haber inestabilidad en su postura. En cambio, la persona sigue siendo “físicamente independiente”.
- Estadío 4: el paciente puede mantenerse en pie sin ayuda e incluso andar, pero tiene una incapacidad grave.
- Estadío 5: la persona es físicamente dependiente y necesita ayuda para todo.
Por otra parte, el Centro de Estudios de Trastornos del Movimiento destaca que, dependiendo de qué síntomas son los que más tiene el paciente, se pueden diferenciar tres tipos de párkinson:
- “Acineto-rígida”: cuando los síntomas predominantes son la lentitud del movimiento y la rigidez.
- “Temblorosa”: el síntoma que afecta en mayor medida a la persona son los temblores.
- “Mixta”: cuando ningún síntoma de los mencionados anteriormente destaca y todos están presentes por igual.
Tratamiento y manejo
El manejo de la enfermedad de Parkinson se enfoca en aliviar los síntomas ya que actualmente no hay tratamientos que aborden las causas de la enfermedad o modifiquen su curso. En el momento del diagnóstico, es crucial proporcionar educación sobre la enfermedad y apoyo emocional tanto al paciente como a su entorno.
Tratamiento no farmacológico:
- Estilo de vida saludable: Se recomienda adoptar una dieta mediterránea y realizar ejercicio físico y mental según las capacidades individuales.
- Logopedia: Para aquellos pacientes que presentan dificultades en el habla o la deglución, se aconseja la terapia del habla. En casos severos de disfagia, pueden ser necesarios espesantes o incluso nutrición por tubo.
- Estimulación cognitiva: Para pacientes con problemas cognitivos, que pueden variar desde leves hasta demencia, se sugiere participar en actividades que estimulen la mente.
- Actividad física y dieta: Se recomienda aumentar la actividad física y consumir una dieta rica en fibra para tratar el estreñimiento asociado con la disfunción del sistema nervioso autónomo. En casos de hipotensión ortostática, se aconseja aumentar la ingesta de líquidos, consumir más sal o comer con mayor frecuencia pero en porciones más pequeñas.
- Suplementos vitamínicos: Aunque no hay evidencia sólida que respalde el uso generalizado de suplementos vitamínicos, pueden ser necesarios en casos específicos de deficiencias vitamínicas detectadas durante la evaluación clínica.
Tratamiento farmacológico:
- Levodopa y otros precursores de la dopamina: Estos medicamentos aumentan los niveles de dopamina en el cerebro, mejorando los síntomas motores.
- Agonistas dopaminérgicos: Estos fármacos imitan la acción de la dopamina en el cerebro y están disponibles en diferentes formas de administración.
- Inhibidores enzimáticos: Ayudan a prolongar los efectos de la levodopa al evitar su descomposición en el cuerpo.
El tratamiento farmacológico se adapta a las necesidades individuales de cada paciente, ajustando las dosis según la respuesta y monitorizando los posibles efectos secundarios. Además, se utilizan otros medicamentos para tratar los síntomas no motores, como laxantes para el estreñimiento, anticolinérgicos para problemas urinarios, entre otros.
Perspectivas futuras y desafíos
Existen programas como el Aligning Science Across Parkinson (ASAP) que han otorgado una suma de 11 millones de dólares (9,5 millones de euros aproximadamente) a un proyecto liderado por el Dr. Miquel Vila, jefe del grupo de investigación en Enfermedades Neurodegenerativas del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y profesor ICREA. Este estudio se enfocará en ampliar el entendimiento sobre las causas y los mecanismos implicados en la enfermedad de Parkinson.
Se investigará no solo la sustancia negra, que es la región cerebral principalmente afectada, sino también otras áreas cerebrales que contienen neuromelanina y que también se ven perjudicadas pero han sido poco estudiadas, como el locus coeruleus. Además, se buscará comprender los mecanismos que llevan a la progresión del Parkinson hacia otras áreas del cerebro e incluso fuera de él, lo que produce síntomas no motores que suelen acompañar a los síntomas motores, como problemas cognitivos o gastrointestinales. Estas investigaciones se llevarán a cabo tanto en cerebros humanos como en modelos animales en los que se ha inducido la producción de neuromelanina para simular lo que sucede en los pacientes con Parkinson, ya que la mayoría de las especies animales no producen naturalmente este pigmento.
Por otro lado, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó la Estrategia de Enfermedades Neurodegenerativas hacia finales de 2021, estableciendo pautas de atención como el diagnóstico temprano, planes personalizados de atención y cuidados paliativos. Sin embargo, a pesar de estos avances, la Federación Española de Parkinson (FEP) sigue abogando por esas medidas y destacada la importancia de la investigación. Dado que las causas del Parkinson aún son desconocidas, también lo es su prevención.
Fuentes:
Asociación de Parkinson de Madrid (2020). Definición de la enfermedad de Parkinson.
Bocanegra, Y., Trujillo-Orrego, N. y Pineda, D. (2014). Demencia y deterioro cognitivo leve en la enfermedad de Parkinson: una revisión. Rev. Neurol. 2014; 59; 555-569.
Campdelacreu, J. (2014). Enfermedad de Parkinson y enfermedad de Alzheimer: factores de riesgo ambientales.
CETRAM (2020). Manual de Orientación. Parkinson.
Clínic Barcelona. (2019). Tratamiento del Parkinson. Recuperado de https://www.clinicbarcelona.org/asistencia/enfermedades/parkinson/tratamiento
Vall d’Hebron Institut de Recerca. (2021.). Un proyecto de investigación coordinado por Vall d’Hebron recibe 11M para estudiar la enfermedad de Parkinson. Recuperado de https://www.vallhebron.com/es/actualidad/noticias/un-proyecto-de-investigacion-coordinado-por-vall-dhebron-recibe-11m-para-estudiar-la-enfermedad-de-parkinson