¿Cómo afecta el estrés a la calidad del sueño?

¿Cómo afecta el estrés a la calidad del sueño?

¿Cómo afecta el estrés a la calidad del sueño? 450 300 Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social

El 18 de marzo es el Día Mundial del Sueño, fecha que se creó para fomentar unos hábitos de descanso favorables. Hoy en día nos encontramos ante una sociedad frenética de cambios y estrés constante que pueden influir negativamente en una calidad del sueño poco saludable.

La sociedad del multitasking

sueño y estrésEl conocido multitasking o, lo que es lo mismo, realizar más de una tarea al mismo tiempo, parece ser un requisito indispensable para alcanzar el éxito. Pero nada más lejos de la realidad. Esto, unido a la gran cantidad de incentivos que tenemos para estar entretenidos en todo momento, puede llevar al cansancio, ya no solo físico, sino también mental.

Este cansancio es sufrido en mayor medida por las mujeres que los hombres. Puede ser debido a que, aunque cada vez menos, aún son las que sufren el mayor peso de las cargas del hogar y la familia (Fernández Solà, 2003).

La Organización Mundial de la Salud (2020) señala que el estrés puede afectar de forma diferente dependiendo de la persona. Pueden experimentarse diferentes síntomas, como dolor de cabeza, de cuello, de hombros o de espalda, insomnio, presión en el pecho, falta de hambre, un nudo en la garganta, malestar digestivo o tensión muscular. Pero también hay otras personas que se ponen enfermas y llegar a sufrir erupciones en la piel, dolencias, infecciones o problemas estomacales.

Y es que, “el ritmo de vida actual y el envejecimiento de la población hacen, además, que el insomnio sea un trastorno cada vez más común”. De hecho, aproximadamente un 30% de los adultos padecen insomnio transitorio y alrededor del 13% padece insomnio crónico. Esto supone más de cuatro millones de españoles adultos (Sociedad Española de Neurología, 2021).

El estrés laboral y el sueño

Sufrir cansancio en el ámbito laboral es una “respuesta al estrés laboral crónico”, bien por las peticiones excesivas durante un tiempo prolongado, determinadas exigencias, procesos de adaptación, la falta de valoración o, incluso, sufrir bullying en el trabajo (Gamboa, González y González, 2008).

En este caso, las personas más propensas a padecer esa presión o estrés son las que tienen una personalidad más sensible y que, por ende, se preocupen más por las cosas, así como las personas perfeccionistas.

Este estrés provoca una sobrecarga de sentimientos, pudiendo llegar a “provoca en uno mismo reacciones de distanciamiento emocional y cognitivo” como manera de afrontarlo (Ramos, Manga y Morán, 2005). De hecho, se realizó un estudio en la Universidad de León, el cual mostró que los estudiantes que estaban satisfechos con sus estudios tenían menor cansancio emocional. Esto demuestra que el estar a gusto con lo que se hace, está relacionado con el nivel de estrés que presentan las personas.

Cabe señalar que, cuando una situación de estrés no finaliza, el cuerpo sufre un gran desgaste. Aquí es cuando “el estrés comienza a cronificarse y se convierte en distrés o estrés negativo”. Este estado es nocivo para el organismo, ya que amenaza su correcto funcionamiento (Manuel de la Peña, M.D., Ph.D., 2021).

Síndrome de fatiga crónica

sueño y estrésCuando se padece durante periodos prologados “fuerte cansancio físico y mental durante al menos seis meses”, se le llama síndrome de fatiga crónica (SFC). De hecho, con la menor actividad, muchas personas incluso ya pueden llegar a notar dolor físico.

Las características del SFC son un intenso e incapacitante cansancio, el cual lleva a una gran disminución de actividades personales, sociales o laborales. Normalmente es acompañado por: dificultad para concentrarse, dolores musculares y de articulaciones, jaquecas, sueño no reparados y bastante fatiga después de realizar esfuerzo físico, que puede llegar a durar hasta más de 24 horas después (Badilla, 2013).

El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad, sin causa aparente concreta, de carácter oscilante, que puede verse empeorada con la realización de algún deporte y que no disminuye con reposo. Esta enfermedad es bastante común en la sociedad actual, se estima que, en todo el mundo, hay entre dos y cinco millones de personas afectadas por el SFC. Sin embargo, predomina sobre todo en mujeres y la mayoría de casos son entre personas con edades comprendidas entre los 25 a los 45 años (Barbado Hernández, et al., 2006).

 

Fuentes:

Badilla, B. C. (2013). Síndrome de fatiga crónica. Revista Médica de Costa Rica y Centroamérica70(607), 423-428.

Barbado Hernández, F.J., et al (2006). El síndrome de fatiga crónica y su diagnóstico en Medicina Interna. In Anales de medicina interna (Vol. 23, No. 5, pp. 239-244). Arán Ediciones, SL.

Fernández Solà, J. (2003). Sobrevivir al cansancio. Una aproximación al síndrome de fatiga crónica2.

Gamboa, A. Y., González, S., y González, G. (2008). El síndrome de cansancio profesional. Acta pediátrica costarricense20(1), 8-11.

Manuel de la Peña, M.D., Ph.D. (2021). Estrés crónico. Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social.

Organización Mundial de la Salud (‎2020)‎. En tiempos de estrés, haz lo que importa: una guía ilustrada. Organización Mundial de la Salud.

Ramos, F., Manga, D., & Morán, C. (2005). Escala de cansancio emocional (ECE) para estudiantes universitarios: Propiedades psicométricas y asociación. Interpsiquis [Publicación periódica en línea].

Sociedad Española de Neurología (2021). Más de 4 millones de adultos españoles sufren insomnio crónico.

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