Megadosis de Vitamina C

«Solo vive el que sabe” así de claro lo afirmaba Baltasar Gracián. Nos encontramos que lamentablemente el hombre no produce vitamina C. Sin embargo, todos los animales producen diariamente entre 3 y 11 gramos de la misma, es decir una cantidad 80 veces mayor que la dosis diaria establecida para los seres humanos. Lástima que no la “fabrique” el ser humano, ya que carece de la enzima l-gulonolactona oxidasa que es capaz de catalizar la conversión de la glucosa en vitamina C. Y esto es debido a que el gen para esta enzima es defectuoso. Por el contrario, el verdadero paradigma es el cerdo que sintetiza 10 gramos diarios y por ello puede meter el hocico en todo, sin infectarse, ya que la vitamina C mejora el sistema inmunológico. Parafraseando a Cicerón, “no basta con alcanzar la sabiduría, es necesario saber utilizarla”.

radicales libresAumentar las defensas: la armada invencible

La vitamina C aumenta la resistencia a la infección mediante una serie de efectos cuyo mecanismo de acción no está del todo dilucidado: aumenta la actividad inmunológica de los linfocitos, aumenta la producción de interferón y aumenta la integridad de las membranas mucosas. De hecho, los animales que viven en contacto con las basuras, tomando aguas contaminadas y alimentos en descomposición, tienen una menor tasa de enfermedades que el ser humano porque tienen la protección que necesitan, ya que sus organismos producen vitamina C frente a condiciones de estrés como medio de detoxificación. Sin embargo, como diría Isaac Newton, «lo que sabes es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano.»

Funciones y propiedades

A John Lenon siempre lo tengo presente y recuerdo que decía que “la vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en seguir haciendo otros planes”. A pesar de todo es necesario saber que es una vitamina hidrosoluble, y su exceso es fácilmente eliminado en la orina. Las dos principales funciones de la vitamina C son actuar como antioxidante y como cofactor de enzimas. También llamado ácido ascórbico, tiene propiedades de oxidación-reducción. De hecho, actúa como cofactor esencial en al menos 8 reacciones enzimáticas, como por ejemplo en la biosíntesis del colágeno, carnitina y catecolaminas. Tres de ellas están implicadas en las hidroxilaciones de la lisina/prolina, dos en la biosíntesis de la carnitina, dos en la síntesis de hormonas y una en el metabolismo de la tirosina. De todas estas, la mejor estudiada es la hidroxilación de la prolina para formar la hidroxiprolina necesaria para la síntesis de colágeno, la proteína más importante en los tejidos de sostén (cartílagos, matriz ósea, ligamentos, piel, tendones, etc.). La alteración de esta función, en la que la vitamina C mantiene el hierro en un estado reducido (Fe++) se manifiesta por una serie de síntomas que van desde la dificultad para cicatrizar o reparar fracturas, hasta hemorragias en la piel y lesiones en las encías. En definitiva, como diría Jorge de Santayana, “la vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla”.

Asimismo, el ácido ascórbico participa en la síntesis de dos de las hormonas producidas por las glándulas suprarrenales. Por otra parte, el ácido ascórbico puede reaccionar fácilmente con radicales libres actuando como antioxidante y pasando el mismo a ser un radical ascorbilo que rápidamente se descompone para producir ácido ascórbico y ácido dehidroascórbido. Mediante estas reacciones, la vitamina C captura radicales libres potencialmente tóxicos como los radicales superóxido o hidroxilos y regenera el tocoferol a partir de los radicales tocoferilo, pero como diría Voltaire “la dicha no es más que un sueño, y el dolor, la realidad”.

En 1941, el cardiólogo canadiense J. C. Patterson constató que más del 80% de sus pacientes con enfermedad coronaria tenía bajos niveles sanguíneos de vitamina C.  Asimismo, el Dr. G. C. Willis, en 1955, demostró que la suplementación con vitamina C reduce los depósitos arteriales de placa. También Cameron y Douglas, demostraron que el incremento de Vitamina C estimula las células normales a producir cantidades aumentadas de un “inhibidor de la hialuronidasa”, que impide la destrucción de la matriz extracelular. Además Huges demostró que la Vitamina C es un cofactor esencial para la formación de carnitina. Por este motivo, siempre que tengo delante a un paciente recuerdo lo que decía Alejandro Dumas “los peligros desconocidos son los que inspiran más temor”.

Beneficios

Parafraseando a Jules de Gaultier “en el punto donde se detiene la ciencia empieza la imaginación”. Pero sí hay evidencias de sus beneficios:

  • Acelera el proceso de curación de heridas, lesiones y quemaduras.
  • Tiene un papel esencial en la formación de colágeno.
  • Refuerza el sistema inmune.
  • Evita el envejecimiento prematuro.
  • Contribuye a prevenir la arterioesclerosis.
  • Ayuda en los movimientos articulares.
  • Mejora el estado de la piel y protege el tejido conectivo.

Efectos adversos minimizables

Como decía Tito Livio “el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son”, pero los únicos efectos adversos que se pueden producir después de dosis altas de vitamina C son diarrea y molestias gastrointestinales, que se pueden evitar subiendo progresivamente las dosis. Por otro lado, y aunque teóricamente las dosis masivas de vitamina C podrían ocasionar cálculos renales, los estudios clínicos realizados solo han demostrado una ligera oxaluria en los pacientes tratados con dosis elevadas de ácido ascórbico. Sin embargo, se recomienda prudencia en los casos en que haya historia de cálculos renales, y también está contraindicada en embarazadas. Asimismo, el exceso de ácido ascórbico eliminado en la orina puede falsear los resultados de la glucosa, dando falsos positivos. El arte de la medicina se basa en seleccionar bien al paciente. Y como diría Nietzsche “lo que no te mata te hace más fuerte”.

Influencia del stress

vitamina cLa producción de esta vitamina en los organismos está relacionada con el nivel de estrés. Desde el punto de vista bioquímico uno de los componentes fundamentales del estrés es el estado de oxidoreducción alterado en los tejidos. Casi toda enfermedad cursa con esta alteración. Mientras en situaciones de calma el hombre no produce nada, un ratón fabrica de 2 – 4 gramos diarios de ácido ascórbico y en condiciones de stress llega a producir hasta 15 gramos diarios, y esto es una de las grandes diferencias entre nosotros y los ratones, y como diría Sócrates, “el grado sumo del saber es el contemplar el por qué”. La excreción urinaria de ascorbato disminuye en gran medida bajo estrés a menos que la vitamina C se provea en grandes cantidades, y como diría Einstein “es de gran alivio conocer las propias limitaciones”.

El premio Nobel entusiasta de las dosis masivas: Linus Pauling

En este sentido me fascinan todos los estudios realizados por Linus Pauling, premio Nobel de Química (1954) y premio Nobel de la Paz (1962), que ha constatado los siguientes hechos:

  • Más del 80 % de los pacientes con enfermedad coronaria tienen deficiencia de vitamina C.
  • La suplementación de vitamina C reduce los depósitos de placa en las arterias.
  • Los animales que producen vitamina C no sufren enfermedad coronaria.
  • El cerdo de Guinea que no produce vitamina C, sufre el mismo tipo de lesiones vasculares que causa el infarto en los humanos.
  • Una deficiencia severa de vitamina C ha sido conocida durante siglos como escorbuto, una enfermedad con graves consecuencias.
  • En 1970 Linus Pauling publicó su primer libro sobre la vitamina C, y esto motivó, en esos años, que el consumo de esta vitamina en los Estados Unidos se incrementará en un 300%. La mortalidad por enfermedad cardíaca disminuyó un 30% solamente en este país. No se ha documentado otro cambio sustancial en la dieta de los norteamericanos que justifique este hecho.
  • En 1989, Linus Pauling y Mathias Rath descubrieron que las megadosis de vitamina C previenen el depósito de lipoproteína A en las paredes arteriales.

En este sentido, Linus Pauling revisó la literatura sobre la vitamina C y emprendió la cruzada para divulgar sus beneficios en la práctica clínica. Pero la idea que promovió Linus Pauling de elevar la dosis de vitamina C de forma prolongada para prevenir varias enfermedades, así como su posible papel en la prevención de la arteriosclerosis, siempre fueron causa de controversia. Sin embargo, científicos de Linus Pauling Institute, dependiente de la Universidad Estatal de Oregón, siguen realizando numerosas investigaciones para encontrar evidencias científicas, y como decía  Louis Pasteur, “Si no conozco una cosa, la investigaré”.

El arte de vivir

Todavía recuerdo a un buen amigo, Pipe Bayó, que falleció con 83 años, que tomaba 10 gramos diarios y todos los miércoles del año iba a una escuela de Rock&Roll, era un entusiasta de la vida y vivió pletórico de energía, hasta su último día. Precisamente nos unía una vieja amistad y una gran admiración por el Nobel Linus Pauling, que fue el que le prescribió la dosis de Vitamina C. Pero como diría Kant “la felicidad no brota de la razón sino de la imaginación”.

Sigue leyendo sobre las dosis mínimas esenciales de vitamina C aquí.

Manuel de la Peña, M.D., Ph.D.

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Director de la Cátedra del Corazón y Longevidad, Doctor “cum laude” en medicina, profesor de cardiología, escritor, académico, investigador y con experiencias de éxito en gestión.

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