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Esperanza de vida después de una embolia pulmonar

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Muchas son las dudas acerca de este tema. Superar una embolia pulmonar no quiere decir que la guerra haya terminado. Muchos pacientes salen con la siguiente duda: ¿Cómo será mi vida a partir de ahora?

La respuesta depende de cómo el cuerpo responda al tratamiento anticoagulante, de si el trombo venoso fue detectado a tiempo y del seguimiento médico posterior. 

La esperanza de vida después de una embolia pulmonar no se reduce a una cifra exacta: se trata de un camino que se recorre cada día, con controles médicos, cambios en el estilo de vida y tomar cartas en el asunto para la prevención de nuevos eventos tromboembólicos.

Quédate en este artículo que en cinco minutos te vamos a explicar todo lo que esperas saber acerca de esta enfermedad.

Una embolia pulmonar es una obstrucción repentina en una de las arterias del pulmón, provocada generalmente por un coágulo de sangre (también llamado trombo), que viaja desde otra parte del cuerpo, como las piernas, utilizando el sistema venoso como vía de paso.

Este evento tromboembólica no solo afecta la función respiratoria, sino que también puede comprometer seriamente el corazón, forzándolo a trabajar bajo presión.

Muchos aneurismas no presentan síntomas y se detectan por casualidad durante estudios por otros motivos. En estos casos, los especialistas valoran una serie de aspectos clave antes de decidir cómo proceder.

Se estudia la forma y ubicación del aneurisma, la edad del paciente, su historial médico (como hipertensión o antecedentes familiares) y los niveles de presión arterial, así como otros factores clínicos que podrían aumentar el riesgo de complicaciones.

Por eso, en casos graves, puede desencadenar hipertensión pulmonar e incluso una insuficiencia cardíaca si no se trata a tiempo.

Personas con antecedentes de inmovilidad, cirugías recientes o enfermedades crónicas como la angina de pecho suelen tener un mayor factor de riesgo, lo que hace fundamental la detección precoz y la prevención activa.

Imagen que describe:

¿Qué es una embolia pulmonar y a que afecta?

La esperanza de vida tras una embolia pulmonar varía mucho en función de la gravedad, la rapidez con la que se detecta y se actúa, el estado previo del paciente y la eficacia del tratamiento.

Según estudios recientes, se ha situado que en el primer mes después del suceso, la mortalidad se sitúa entre un 10%-28%, cuando el tromboembolismo supera la mitad del flujo pulmonar se considera de alto riesgo y la tasa de mortalidad se eleva.

Si hablamos y nos centramos en el largo plazo, pasados 10 años, la tasa de mortalidad puede llegar hasta el 30%, especialmente si luego no se sigue un tratamiento adecuado o existen complicaciones.

¿Entonces cual es la clave para vivir más tras la enfermedad? Lo primero de todo es iniciar el tratamiento  el tratamiento anticoagulante en las primeras 24 horas, esto reduce tus probabilidades de morir en un 50% ya de entrada.

A continuación te presentamos una gráfica sobre la incidencia de embolia pulmonar anual por cada 100.000 habitantes:

Fuentes:

Barco et al., ERJ 2016: https://erj.ersjournals.com/content/47/5/1308

ESC Guidelines on PE (2019): https://academic.oup.com/eurheartj/article/41/4/543/5556136

Para que tengas una vista gráfica sobre la supervivencia tras esta afección, hemos creado esto, podrás observar la supervivencia estimada a 1, 5 y 10 años vista.

Fuentes: 

Stein PD et al., Am J Med 2007: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17398228/

Y. Barco et al., Chest 2020: https://www.chestjournal.org/article/S0012-3692(20)30135-6/fulltext

Martí D et al., Rev Esp Cardiol 2015: https://www.revespcardiol.org/es-supervivencia-largo-plazo-despues-una-articulo-S0300893214004043

En el marco de la enfermedad tromboembólica venosa, la embolia pulmonar es la complicación más seria y peligrosa que puede enfrentar un paciente.

Sucede cuando un coágulo —conocido como trombo— se desplaza a través del flujo sanguíneo hasta llegar a bloquear de manera repentina alguna arteria pulmonar.

Esta interrupción súbita de la circulación puede poner en riesgo inmediato la función respiratoria y, sin una intervención rápida, desencadenar un fallo agudo que comprometa la vida.

En la mayoría de los casos, los pacientes con embolia pulmonar presentan antes un episodio de trombosis venosa profunda (TVP), que suele originarse en las venas profundas de las piernas.

Este coágulo se desprende y viaja por el sistema venoso hasta alojarse en el pulmón, generando la obstrucción arterial.

Sin embargo, no siempre es el único origen, ya que existen diversos factores que predisponen a la formación de estos trombos.

  • Cirugías recientes, sobre todo ortopédicas o abdominales.
  • Reposo prolongado o inmovilización.
  • Cánceres activos o ciertos tratamientos oncológicos.
  • Estados hormonales alterados, como el embarazo o el uso de anticonceptivos.
  • Trastornos de la coagulación heredados o adquiridos.

Estos elementos crean un terreno fértil para que se produzca un desequilibrio en el sistema sanguíneo, facilitando la aparición de coágulos anormales.

Los síntomas pueden ser tan silenciosos como peligrosos. En muchos casos, los signos de alerta se confunden con otras enfermedades respiratorias o cardíacas, por eso es vital reconocerlos:

  • Falta de aire que aparece de forma brusca.
  • Dolor torácico que empeora al respirar o toser.
  • Aumento del ritmo cardíaco sin causa aparente.
  • Tos seca o con restos de sangre.
  • Sensación de ansiedad, desmayo o palidez.
  • Sudoración fría o respiración entrecortada.

Cuando el trombo bloquea una arteria pulmonar de gran calibre, puede desencadenar un colapso hemodinámico que ponga en peligro la vida en minutos. En estos casos, la actuación médica urgente es determinante.

Esta enfermedad se presenta en diversas formas, las cuales se diferencian según su tamaño y localización. Además, la clasificación también toma en cuenta el nivel de gravedad asociado a cada tipo.

Aquí te presentamos los tipos que existen:

Es la forma más grave y peligrosa. Se produce cuando un gran trombo bloquea una o más arterias pulmonares principales, causando una obstrucción significativa del flujo sanguíneo.

Esto puede derivar en un colapso cardiovascular, insuficiencia respiratoria grave e incluso la muerte súbita si no se trata rápidamente.

En este caso, el trombo obstruye ramas pulmonares de tamaño medio, afectando el flujo sanguíneo pero sin causar un fallo hemodinámico inmediato.

Los pacientes pueden presentar síntomas importantes como dificultad respiratoria y dolor torácico, pero mantienen la estabilidad cardiovascular.

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Aquí, el trombo afecta arterias pulmonares más pequeñas y distales. Suele causar síntomas menos evidentes y un daño limitado al tejido pulmonar, aunque puede generar dolor localizado y afectación respiratoria leve o moderada.

La embolia pulmonar recurrente ocurre cuando una persona sufre múltiples episodios de obstrucción arterial pulmonar debido a que el factor causante original no ha sido identificado o manejado correctamente, lo que permite que se formen nuevos coágulos con el tiempo.

Primero de todo tienes que saber que un pronto diagnóstico es fundamental, por ello si tienes alguno de los síntomas mencionados anteriormente lo mejor es que recurras a tu médico.

Hay diferentes pruebas para realizar, y en casos donde se requieren procedimientos cardíacos complementarios, como un cateterismo cardíaco, es importante conocer el pronóstico y seguimiento tras estos procedimientos cardíacos invasivos ahora te vamos a enseñar las 4 formas más comunes de diagnosticar embolia pulmonar:

  • Angio-TC de tórax: Es la técnica de imagen de elección para confirmar la presencia de un trombo en las arterias pulmonares.
  • Gammagrafía pulmonar de ventilación/perfusión (V/Q): Utilizada cuando la angio-TC está contraindicada o no disponible.
  • Ecografía Doppler de miembros inferiores: Para detectar trombosis venosa profunda, fuente habitual de los émbolos.
  • Análisis de sangre: Incluye dímero D, útil para descartar embolia en casos con baja sospecha clínica, y pruebas para valorar la función cardíaca y la coagulación.
Imagen sobre Prueba Angio-TC de Tórax

El tratamiento del coágulo de sangre en el pulmón se centra en disolver o eliminar el trombo que bloquea la arteria pulmonar y prevenir la formación de nuevos coágulos.

Generalmente, se inicia con anticoagulantes como la heparina, para luego continuar con medicamentos orales o inyectables que impiden el crecimiento del coágulo y favorecen su disolución natural por el organismo. En casos graves, cuando hay compromiso hemodinámico, se puede utilizar terapia trombolítica, que consiste en administrar fármacos que disuelven rápidamente el coágulo.

En situaciones específicas donde el tratamiento farmacológico está contraindicado o no es suficiente, se pueden llevar a cabo intervenciones invasivas, como la embolectomía quirúrgica o la trombectomía percutánea, para remover el coágulo.

El seguimiento del paciente incluye controles clínicos y pruebas de imagen que permitan evaluar la resolución del coágulo y el estado de la circulación pulmonar, además de monitorear posibles complicaciones como la hipertensión pulmonar crónica.

Mantener una buena adherencia al tratamiento y realizar controles periódicos son fundamentales para prevenir recurrencias y lograr una recuperación óptima.

De todos modos debes de ir al médico si sientes que tienes algún síntoma, no lo dejes pasar, es muy importante que actúes con rapidez, ya que esta salva vidas.

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