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Aterosclerosis y esperanza de vida: lo que debes saber para ganar años con salud

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¿Sabes que tus arterias se han llenado de placa y te preocupa? ¿No eres optimista y piensas que te va a dar un infarto? Todas estas cuestiones son normales tras ser diagnosticado con aterosclerosis, lo último que has de hacer es entrar en pánico y sucumbir ante tus emociones.

A día de hoy existen distintos tratamientos y soluciones para minimizar esos factores de riesgo latentes y con toda la información que te vamos a dar, entenderás de todo lo que te estamos hablando.

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La aterosclerosis es una enfermedad crónica donde las arterias se hacen cada vez más duras y estrechas por la acumulación de placas de colesterol (entre otras sustancias).

Este proceso pasa desapercibido durante años, afecta al sistema cardiovascular y es la piedra angular de problemas tales como un infarto cardíaco, ictus o accidente cerebrovascular.

Va de la mano de factores de riesgo como la diabetes, la hipertensión o el tabaquismo. Cuando se hacen un mix, el daño en las arterias se acelera y la probabilidad de sufrir complicaciones  graves aumenta de significativamente.

Por eso la aterosclerosis no solo limita la calidad de vida, sino que también reduce de manera directa la esperanza de vida, especialmente en quienes no reciben un diagnóstico ni un tratamiento adecuados.

Según un estudio de pubmed alrededor de 520 millones de personas en todo el mundo padecen alguna enfermedad cardiovascular aterosclerótica como la enfermedad coronaria isquémica o infarto de miocardio.

¿Qué es la aterosclerosis y por qué acorta la vida?

En la hoja de ruta, aparecen distintos tipos de afección dentro de la misma (valga la redundancia) y se clasifican según donde se produzca el daño y las arterias afectadas, te las enseñamos:

Es la que afecta a las arterias del corazón. Al obstruirse el flujo sanguíneo en estas zonas, se eleva el riesgo de angina e infarto cardiaco.

Es el tipo más frecuente y con más peligro, responsable de la mayor parte de las muertes cardiovasculares que se producen.

Sucede en las arterias que llevan sangre al cerebro. Puede provocar accidentes cerebrovasculares (ictus). Muchas veces no presenta señales hasta que ocurre un evento grave, por eso necesita seguimiento médico y pruebas clínicas en detalle.

Se ubica en las arterias de las piernas y brazos. La disminución del flujo sanguíneo genera dolor al caminar (claudicación intermitente) y, en fases avanzadas, úlceras o necrosis. Es un signo de problema vascular general.

Afecta a las arterias que se encuentran en los riñones. Puede provocar hipertensión secundaria y deterioro progresivo de la función renal. La inflamación y el estrechamiento arterial alteran tanto la circulación como el filtrado sanguíneo.

No hay una sola causa, existen distintas que hacen que pueda suceder, incluso generalmente es una combinación de algunas de ellas, observa:

  • Colesterol y triglicéridos altos.
  • Hipertensión arterial.
  • Tabaquismo y consumo excesivo de alcohol.
  • Diabetes.
  • Alimentarse de ultraprocesados y grasas saturadas.
  • Sedentarismo y obesidad.
  • Estrés crónico.

En las primeras fases no presenta síntomas, a medida que avanza es cuando aparecen los síntomas y normalmente de forma repentina:

  • Dolor y opresión en pectoral.
  • Falta de aire y fatiga.
  • Dolor en las piernas al andar.
  • Mareos y visión borrosa.
  • Pérdida de fuerza.
  • Disfunción eréctil en hombres.

¿La esperanza de vida se ve reducida? Sí, en fases avanzadas de la enfermedad reduce bastante la esperanza de vida debido al impacto que tiene.

Estudios han mostrado que el riesgo de muerte antes de los 90 años en personas con factores de riesgo cardiovascular alcanza casi el 70% en hombres y el 55% en mujeres.

Los datos poblacionales indican que en una persona con 45 años que tiene una salud cardiovascular plena tiene una esperanza de vida de 39 años más en hombres y 48 años en mujeres frente a los 33 años y 36 años respectivamente sin una salud plena.

Las pruebas son claras y los ensayos clínicos también, se evidencia que con un buen tratamiento, intervención o reducción significativa del colesterol, la mortalidad se sitúa en un 30% tras cinco años (pacientes con enfermedad coronaria).

Incluyen cambios en el estilo de vida que tienen un impacto sistémico sobre la aterosclerosis. Se recomienda dieta saludable, ejercicio regular, control del peso y abandono vicios nocivos como el tabaco y el alcohol.

Estas medidas ayudan a reducir la progresión de la placa aterosclerótica y a disminuir el mayor riesgo cardiovascular.

Tratamientos no farmacológicos

Hace referencia a medicamentos que actúan sobre el colesterol, la presión arterial y el problema de la formación de placas.

Las estatinas reducen significativamente el colesterol LDL y estabilizan la placa aterosclerótica, los antiagregantes disminuyen el riesgo de trombosis, y los antihipertensivos controlan la presión arterial, todo dentro de un enfoque sistémico.

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Se usa en pacientes con placas críticas o síntomas graves. Incluyen angioplastia con stent, bypass coronario o endarterectomía carotídea. El seguimiento mediante técnicas de imagen permite ver la evolución de la arteria y la eficacia, reduciendo el riesgo de futuros problemas.

Las técnicas de imagen avanzadas han transformado la medicina. La ecografía Doppler permite evaluar el flujo sanguíneo y detectar estrechamientos arteriales en tiempo real, mientras que la tomografía computarizada coronaria (TAC) cuantifica el calcio coronario, un marcador directo de placa aterosclerótica.

La resonancia magnética y la angiografía ofrecen información detallada sobre la composición de las placas y hasta donde se extienden, ayudando a identificar aquellas con mayor riesgo de ruptura y trombosis.

A nivel sistémico, los análisis de sangre complementan la imagen: perfil lipídico completo, marcadores inflamatorios como PCR ultrasensible, y pruebas de función renal y hepática permiten una visión global del riesgo cardiovascular.

Estudios recientes muestran que la combinación de pruebas clínicas, de laboratorio y de imagen mejora la predicción  hasta en un 40 % en comparación con la evaluación tradicional basada solo en factores de riesgo clásicos.

Y como siempre te decimos, antes de embarcarte en auto diagnosticarte y «suponer» cosas ve al médico y sigue todas las recomendaciones que te de.

La investigación cardiovascular avanzada no solo busca frenar la placa aterosclerótica, sino también prolongar la esperanza de vida mediante estrategias regenerativas.

Entre ellas destacan la activación de telomerasa, que ayuda a mantener la longitud de los telómeros y retrasar el envejecimiento celular; la proteína Klotho, asociada a protección vascular y función renal; y la follistatina, que favorece la reparación y regeneración de tejidos musculares y vasculares.

Combinadas con prevención clásica y tratamiento farmacológico, estas terapias emergentes ofrecen un enfoque sistémico para reducir la inflamación, mejorar la función endotelial y aumentar la longevidad, marcando un camino prometedor hacia la medicina de la longevidad aplicada a la aterosclerosis.

Fuentes:
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37914585/
https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2415879
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0149291823003831
https://en.wikipedia.org/wiki/Scandinavian_Simvastatin_Survival_Study

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