La menopausia marca el final de una etapa, pero también el comienzo de otra. En este artículo os explicamos sus fases, qué sucede en el cuerpo de la mujer y cómo saber identificarla.
¿Cómo saber si he empezado con la menopausia?
Empecemos explicando en qué consiste la menopausia. Es la etapa de la vida de la mujer en la que se deja de tener la menstruación. También es conocida como climaterio, ya que se pasa del periodo fértil a la vejez. La edad media en España en la que las mujeres comienzan con la menopausia es de 51 años, pero puede darse también de los 45 a los 55 años.
Cabe destacar que cuando la menopausia se torna patológica quiere decir que se produce de forma precoz (antes de los 40 años), pero cuando no es así se conoce como menopausia natural, ya que es un proceso fisiológico.
Este proceso no comienza de repente, sino que tiene una serie de fases. Años antes de que ocurra, la función ovárica comienza a decaer, lo que conlleva a la alteración de los ciclos menstruales normales y a periodos en los que los ovarios no producen óvulos. Esta fase es conocida como premenopausia.
Desde que se produce la premenopausia, “hasta un año después del último periodo menstrual”, se le llama perimenopausia (Pavón de Paz, Alameda Hernando y Olivar Roldán, 2006). Y es que, cuando se pierde la función de la producción de óvulos, al mismo tiempo, se reduce la producción de estrógenos y de progesterona, las hormonas sexuales femeninas.
Una vez ha pasado un año desde el último sangrado menstrual es cuando se puede decir que se tiene la menopausia o “postmenopausia” (De Cetina, 2006), la cual continúa así hasta el final de la vida de la mujer. Aunque es importante recordar que “es posible observar una reanudación pasajera de la actividad ovárica, con menstruaciones esporádicas” (Baffet, Robin, y Letombe, 2015).
¿Cuáles son los síntomas más comunes?
La menopausia no solo se asocia con una edad concreta, sino también a numerosos síntomas. Sin embargo, algunos de ellos son difíciles de asociar si son debidos a la menopausia o bien son causa “del envejecimiento, el deterioro de la salud, factores psicosociales o del estilo de vida” (De Cetina, 2006). De hecho, hay autores que los únicos síntomas que consideran propios de la menopausia como tal son los “vasomotores y los relacionados con la vaginitis atrófica”.
De Cetina (2006) clasifica los síntomas en físicos como las cefaleas, psicológicos como serían los cambios de humor o mixtos como las alteraciones cardiovasculares. A continuación, entramos en profundidad en estos síntomas según Arriagada (2005).
Síntomas físicos
- Aumento considerable de peso, aproximadamente un incremento del 17% de masa corporal. De hecho, tal y como indican Pavón de Paz, Alameda Hernando y Olivar Roldán (2006), se han realizado numerosos estudios en los que se muestra que el grupo de edad y género con mayor sobrepeso y obesidad es entre las mujeres de edades comprendidas entre los 50 y los 70 años.
- La principal consecuencia de la menopausia es la infertilidad, debido al cese de la producción de óvulos, como se ha mencionado anteriormente.
- Produce diversos efectos sobre la sexualidad: disminuyen la libido, los estrógenos, que causan sequedad vaginal, y el funcionamiento óptimo del órgano sexual femenino.
- La osteoporosis, que es la descalcificación de los huesos, se ve intensificada por la pérdida también de los estrógenos. Esto lleva a que aumente el riesgo de posibles fracturas, sobre todo de la cadera y la columna.
- Aumenta el riesgo cardiovascular y una peor resistencia a la insulina, ya que la masa grasa aumenta y la masa muscular disminuye.
Síntomas psicológicos
- Alteraciones cognitivas y emocionales: estos cambios se asocian a la disminución de los niveles de serotonina en el cuerpo (Torres Jiménez y Torres Rincón, 2018). Puede producirse falta de concentración, cambio de estados de ánimo como irritabilidad, agresividad o ansiedad, aparte de cansancio. Puede llevar incluso a síntomas depresivos, sin llegar a “constituir una depresión crónica”.
- Trastorno del sueño, que se asocia a “síntomas vasomotores”, es decir, a la producción de sofocos e, incluso, sudoración nocturna.
- La menopausia puede incrementar “levemente el riesgo de demencia”, en mujeres de 65 años en adelante.
Por lo que se puede apreciar, algunas de las consecuencias mencionadas son causa de otras, es decir, ese aumento de fatiga y cansancio, provoca un descenso de gasto calórico, lo que conlleva ese aumento de la masa grasa que, si no es controlado, puede llevar a la mujer al sobrepeso o la obesidad.
Para afrontar esta etapa de la mejor manera posible es necesario, sobre todo, cuidar la alimentación mediante la adquisición de hábitos saludables, hacer ejercicio de forma regular (según la edad tendrá que practicar un tipo de ejercicio u otro) y acudir a revisiones ginecológicas regulares.
Fuentes:
Pavón de Paz, I., Alameda Hernando, C., & Olivar Roldán, J. (2006). Obesidad y menopausia. Nutrición Hospitalaria, 21(6), 633-637. Obtenido en https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112006000900001.
Arriagada, M., et al (2005). Recomendaciones de tratamiento en la menopausia. Revista chilena de obstetricia y ginecología, 70(5), 340-345. Obtenido en Arriagada, M., et al (2005). Recomendaciones de tratamiento en la menopausia. Revista chilena de obstetricia y ginecología, 70(5), 340-345.
Baffet, H., Robin, G., & Letombe, B. (2015). Menopausia. EMC-Ginecología-Obstetricia, 51(3), 1-18. Obtenido en https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1283081X15728328.
De Cetina, T. C. (2006). Los síntomas en la menopausia. Revista de Endocrinología y Nutrición, 14(3), 141-148.
Torres Jiménez, A. P., & Torres Rincón, J. M. (2018). Climaterio y menopausia. Revista de la Facultad de Medicina (México), 61(2), 51-58. Obtenido en http://www.scielo.org.mx/pdf/facmed/v61n2/2448-4865-facmed-61-02-51.pdf.