En la sociedad actual, es un hecho que se pasan muchas horas conectados a internet a través de múltiples pantallas. Cada vez más se ha convertido, ya no solo en un medio para el trabajo o los estudios, sino también en otra forma de socialización. Esto hace que, al estar expuestos prácticamente a todas horas a información que nos llega desde distintas fuentes, estemos sobreinformados, lo que se denomina infoxicación.
Infoxicación y salud
Es una realidad que un gran número de personas prefiere hacer consultas médicas por internet antes que acudir a su médico de cabecera. De hecho, “el 60% de los internautas españoles realiza búsquedas sanitarias”, según indicaba el portal de noticias 20 minutos en 2016. Esta universalidad de la información puede llevar a conclusiones sanitarias que, en vez de ayudar al paciente, pueden provocarle un exceso de información.
Se han desarrollado diversas investigaciones para demostrar que no todo el contenido sobre salud que hay en la red es de calidad. Esto es debido a que no en todos los casos están avalados por profesionales sanitarios o expertos en la materia, como señalan Navas-Martin, Albornos-Muñoz y Esandell-García en un estudio publicado en 2012.
Sin duda alguna esto supone un riesgo. Ya no es solo que la mayoría de la información es muy general y bastante pobre, sino que, si se incluye información inadecuada puede ser perjudicial para la salud de quien lo lee. Puede haber personas que incluso se automediquen creyendo que lo que han leído es fiable.
Asimismo, cada caso es diferente y para estar seguros de un diagnóstico no hay que acudir al ya famoso “Doctor Google”. Es necesario acudir a un profesional, exponerle los síntomas y que realice pruebas si es conveniente para así poder hacer una evaluación más profunda.
Infoxicación: causas
Como apuntan Romero-Rodríguez y Mancinas-Chávez, el principal problema de la infoxicación es que al estar sometidos a tal cantidad informativa, se produce una “sobrecarga de estímulos” tal, que nos impide reaccionar a estímulos nuevos. Sin embargo, al estar acostumbrados a estar en un escenario de infoxicación constante, el no estar en él ocasiona estrés. Tal y como señalan estos autores, esto se debe a que se ha creado una “socio-dependencia compleja” que nos obliga a querer estar conectados en todo momento para no perdernos nada nuevo.
Un claro síntoma de estar infoxicado es la costumbre de lectura rápida en diagonal que hace que no comprendamos la totalidad del texto. Según Romero-Rodríguez y Mancinas-Chávez esto ocurre porque las personas nos hemos adaptado a tener gran cantidad de estímulos y dedicarle el menor tiempo a cada uno, que se realiza un “bloqueo cognitivo para mantener la cantidad de información dentro de los límites de asimilación”.
Infoxicación: medidas
Para disminuir los riesgos que supone la infoxicación Navas-Martin, et al. proponen dos medidas fundamentales. La primera es fomentar que tanto profesionales sanitarios como toda la población reciban formación sobre este tema. La segunda consiste en impulsar que se pueda acceder de forma online a fuentes científicas o basadas en estudios científicos.
Para asegurarnos de que la información es fiable, se puede acceder a ella a través de Google Académico, por ejemplo. En él todas las fuentes que aparecen son contrastadas y de calidad ya que la mayoría son investigaciones validadas por organismos tanto públicos como privados. Aunque recordamos que, en el caso de tener dudas sobre problemas de salud, lo mejor es olvidarse de internet y acudir a un profesional.
Sin lugar a duda, internet es un importante recurso para los profesionales sanitarios y pacientes pero, siempre y cuando se busquen fuentes científicas y fiables. Además, cuanto mejor sepamos seleccionar qué información nos va a ser útil, más relevante será para nuestros proyectos o intenciones.
Fuentes:
20 minutos (2016): “Consultas al ‘doctor Google’: el 60% de los internautas españoles realiza búsquedas sanitarias. Obtenido en https://www.20minutos.es/noticia/2760584/0/consultas-salud-internet-aplicaciones-telemedicina/
Navas-Martin, M., Albornos-Muñoz, L., & Esandell-García, C. (2012): “Acceso a fuentes de información sobre salud en España: cómo combatir la infoxicación”.
Romero-Rodríguez, L.M., & Mancinas-Chávez, R. (2016): Sobresaturación informativa: visibilizar el mensaje institucional en tiempos de infoxicación. Capítulo V, p.p. 115. Obtenido en https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=puPkDQAAQBAJ&oi=fnd&pg=PA111&dq=infoxicaci%C3%B3n+digital&ots=w2ICjlUw5t&sig=jLPIu1WwGvZpGjNzSu2EXirpT_E#v=onepage&q=infoxicaci%C3%B3n%20digital&f=false
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