La dermatitis atópica (también conocida como eccema) es una enfermedad cutánea inflamatoria crónica común que se ha convertido en un problema de salud mundial. “The Global Burden of Disease Study” mostró que la dermatitis, incluida la atópica, era la enfermedad cutánea principal a nivel mundial. La dermatitis atópica es una afección que hace que la piel se enrojezca y pique. Es común en los niños, pero puede ocurrir a cualquier edad. La dermatitis atópica es de larga duración (crónica) y tiende a exacerbarse periódicamente. Puede ir acompañada de asma o fiebre del heno.
No se ha encontrado cura para la dermatitis atópica. Pero los tratamientos y las medidas de cuidado personal pueden aliviar la picazón y prevenir nuevos brotes. Por ejemplo, ayuda evitar los jabones fuertes, humectar la piel con regularidad y aplicar cremas o ungüentos medicinales.
Como enfermedad pruriginosa crónica, la DA tiene un impacto profundo en la calidad de vida de los pacientes y sus familias. En un estudio de adultos con DA de moderada a grave, el 85% informó problemas con la frecuencia de la picazón, el 41,5% informó picazón mayor o igual a 18 h/día, el 55% informó alteración del sueño relacionada con la DA mayor o igual a 5 días/semana, y el 1.8% informó ansiedad o depresión clínicamente relevante. Las comorbilidades atópicas de la DA, incluidas el asma y las alergias, son bien reconocidas, aunque identificar a los pacientes con mayor riesgo de una dermatitis atópica sigue siendo problemático. También se informan comorbilidades no atópicas, incluidos trastornos neuropsiquiátricos y cardiovasculares.
Históricamente, se ha considerado que la DA era una enfermedad predominantemente infantil, a menudo superada y tratada con terapia antiinflamatoria tópica de manera reactiva. Sin embargo, la DA sigue siendo una enfermedad persistente o tiene una nueva aparición en un número significativo de adultos.
Los signos y síntomas de la dermatitis atópica varían mucho de una persona a otra e incluyen:
- Piel seca
- Prurito, que puede ser intenso, especialmente por la noche
- Manchas de color rojo a gris parduzco, especialmente en las manos, pies, tobillos, muñecas, cuello, parte superior del pecho, párpados, dentro de la curva de los codos y rodillas, y en los bebés, la cara y el cuero cabelludo
- Bultos pequeños y elevados, que pueden derramar líquido y formar costras cuando se rascan
- Piel engrosada, agrietada y escamosa
- Piel en carne viva, sensible e hinchada por rascarse
La dermatitis atópica comienza con mayor frecuencia antes de los 5 años y puede persistir hasta la adolescencia y la edad adulta. Para algunas personas, estalla periódicamente y luego desaparece durante un tiempo, incluso durante varios años.
1. Cuándo buscar consejo médico
Consulte a un médico de cabecera si tiene síntomas de dermatitis. Por lo general, podrán diagnosticar el problema observando su piel y haciendo preguntas, como:
- si la erupción pica y dónde aparece
- cuando comenzaron los síntomas
- si va y viene con el tiempo
- si hay antecedentes de eccema atópico en su familia
- si tiene otras afecciones, como alergias o asma
- si algo en su dieta o estilo de vida puede estar contribuyendo a sus síntomas
Por lo general, para ser diagnosticado con eccema atópico, debería haber tenido una afección con picazón en la piel en los últimos 12 meses y 3 o más de los siguientes:
- piel enrojecida visiblemente irritada en los pliegues de la piel, como la parte interior de los codos o detrás de las rodillas (o en las mejillas, la parte exterior de los codos o la parte delantera de las rodillas en niños de 18 meses o menos) en el momento del examen por un profesional de la salud
- un historial de irritación de la piel que ocurre en las mismas áreas mencionadas anteriormente
- piel generalmente seca en los últimos 12 meses
- antecedentes de asma o fiebre del heno: los niños menores de 4 años deben tener un pariente inmediato, como un padre, un hermano o una hermana, que tenga una de estas afecciones
- la afección comenzó antes de los 2 años (esto no se aplica a niños menores de 4 años)
2. Causas de la dermatitis atópica
Se desconoce la causa exacta de la dermatitis atópica, pero está claro que no se reduce a un solo elemento. El eccema atópico a menudo ocurre en personas que padecen alergias. «Atópico» significa sensibilidad a los alérgenos. Puede ser hereditario y, a menudo, se desarrolla junto con otras afecciones, como el asma y la fiebre del heno.
Los síntomas del eccema atópico suelen tener ciertos desencadenantes, como jabones, detergentes, estrés y el clima. A veces, las alergias alimentarias pueden influir, especialmente en niños pequeños con eccema grave. De hecho, es posible que le pidan que lleve un diario de alimentos para tratar de determinar si un alimento específico empeora sus síntomas. Las pruebas de alergia no suelen ser necesarias, aunque a veces son útiles para identificar si una alergia alimentaria puede desencadenar síntomas.
3. Tratar la dermatitis atópica
El tratamiento para la dermatitis atópica puede ayudar a aliviar los síntomas y, en muchos casos, mejoran con el tiempo. Pero, actualmente, no existe cura y el eccema severo a menudo tiene un impacto significativo en la vida diaria, que puede ser difícil de sobrellevar física y mentalmente. También existe un mayor riesgo de infecciones cutáneas.
Se pueden usar muchos tratamientos diferentes para controlar los síntomas y controlar el eccema, que incluyen:
- técnicas de cuidado personal, como reducir el rascado y evitar los desencadenantes
- emolientes (tratamientos hidratantes): se utilizan a diario para la piel seca
- corticosteroides tópicos: se utilizan para reducir la hinchazón, el enrojecimiento y la picazón durante los brotes
4. Dermatitis atópica en el coronavirus
La pandemia COVID-19 ha sido un desafío dramático y sin precedentes para todos los sistemas de salud a nivel mundial. Debido a la pandemia reciente, existe preocupación por los efectos inmunosupresores o inmunomoduladores de los medicamentos orales y biológicos en pacientes con enfermedades de la piel, particularmente dermatitis atópica y psoriasis. Actualmente, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) no tienen pautas sobre el uso de biológicos durante la pandemia de COVID-19. Además, no hay datos sobre el aumento del riesgo de infección o gravedad de la enfermedad en pacientes expuestos a COVID-19 que reciben tratamiento sistémico para la dermatitis atópica. En particular, el brote ha afectado la forma en que los dermatólogos atienden a los pacientes con afecciones, como la dermatitis atópica, y administran tratamientos orales y biológicos. Los dermatólogos tienen la tarea de equilibrar el riesgo de inmunosupresión relacionada con los fármacos con el riesgo de brotes urgentes de la enfermedad para los pacientes que continúan o suspenden el tratamiento de DA. No obstante, los pacientes con dermatitis atópica no deben suspender el tratamiento oral y/o biológico ni retrasar el inicio del tratamiento a menos que sean ancianos mayores de 60 años, infectados con COVID-19 o con comorbilidades de alto riesgo. Los pacientes no deben interrumpir la terapia oral y biológica u otros tratamientos existentes sin consultar a sus médicos.
Los adultos con enfermedad atópica (asma, rinitis alérgica, EA) tienen un riesgo significativamente mayor de infecciones del tracto respiratorio inferior (LRTI; incluidas bronquitis aguda y neumonía) e infecciones del tracto respiratorio superior (URTI; incluido resfriado común, sinusitis, amigdalitis y otitis) en comparación con pacientes sin enfermedad atópica. Se sabe que las enfermedades atópicas comparten perfiles inmunopatológicos similares que predisponen a los pacientes a infecciones respiratorias. No obstante, dado que la dermatitis es una manifestación más consistente de la constitución atópica, la asociación reportada con infecciones respiratorias puede ser una sobrestimación y en cambio más representativa de la asociación entre el fenotipo alérgico general y las infecciones respiratorias. Una plétora de evidencia indica que la DA aumenta la susceptibilidad a infecciones cutáneas bacterianas, fúngicas y virales. Sin embargo, los pacientes con rinitis alérgica y asma presentan infecciones respiratorias más numerosas, prolongadas y graves que los sujetos no alérgicos.
Si bien los pacientes con perfiles atópicos pueden experimentar un mayor número de infecciones urinarias menores, la evidencia apoya que la EA no es un factor independiente que predispone a las personas a infecciones respiratorias virales graves, como la infección del Covid-19.
Fuentes:
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