DATOS DE SALUD CARDIOVASCULAR EN EUROPA Y EN ESPAÑA
A pesar del incremento de la mortalidad como consecuencia de las enfermedades tumorales y de algunas patologías infecciosas, las enfermedades cardiovasculares (ECV) siguen siendo la principal causa de mortalidad a nivel mundial, sin hacer prácticamente distinciones por raza o localización geográfica. No obstante, existen divergencias entre los diferentes países en relación a las cifras de prevalencia de las ECV, así como en el impacto de los distintos factores de riesgo, y en las causas desencadenantes de la patología cardiovascular, planteando su diagnóstico y tratamiento un reto importante para los sistemas sanitarios de todos los países a nivel general.
En el epígrafe de las ECV, se incluyen todas las alteraciones del corazón y del sistema circulatorio, congénitas y adquiridas, con sus numerosas formas de expresión clínica o fenotípica, como son la cardiopatía isquémica, el ictus, la enfermedad arterial periférica, las alteraciones del ritmo cardiaco, la insuficiencia cardiaca, y las enfermedades valvulares.
A nivel de la Unión Europea (UE), las ECV causan más mortalidad que todas las patologías tumorales juntas, falleciendo al día más de 5.000 personas a causa de ECV, y siendo este porcentaje más elevado en las mujeres (55% de todas las muertes), comparado con el de los hombres (43% del total). En toda la UE, los datos son preocupantes, siendo las ECV la causa de casi el 40% de las defunciones, lo que supone más de 2 millones de personas al año.
Estos datos, han motivado el interés de las autoridades sanitarias de la UE por establecer políticas preventivas y de vigilancia comunes, con el objetivo de intentar disminuir este problema de salud que conlleva una gran repercusión, tanto a nivel económico como social, ya que las secuelas derivadas de las ECV, no sólo se cuantifican en términos de morbilidad y de mortalidad, sino también por su elevado impacto económico, tanto directo como indirecto, y su importante repercusión social, con unos costes estimados superiores a los 38 billones de euros anuales en los países miembros de la UE.
En España, una de cada tres muertes es atribuible a las ECV, siendo estas patologías la primera causa de mortalidad, representando el 26% de todas las defunciones en 2021, convirtiendo además las ECV como la principal causa de discapacidad prematura, y la segunda causa de hospitalización a nivel nacional. Según el Instituto Nacional de Estadística, en España, en 2021 fallecieron cerca de 120.000 personas a consecuencia de ECV, siendo las mujeres las más afectadas, muriendo al año en España, más de 7.500 mujeres más que hombres a causa de ECV. En un estudio realizado en el 2020 se estimó que el coste, a nivel económico, relacionado con las ECV, había aumentado un 20 %, desde los 6.400 millones de euros en 2014 hasta los 7.700 millones de euros en 2020.
Debido a la elevada prevalencia de las ECV y de sus factores de riesgo, así como al impacto que tienen las ECV tanto en la salud como en la calidad de vida, y a las consecuencias económicas y sociales, de ellas derivadas, actualmente se considera la salud cardiovascular (SCV) como un reto social y sanitario de primer orden a nivel de todos los países más desarrollados a nivel mundial.
En España, a pesar de haber presentado la segunda tasa más baja de mortalidad por ECV estandarizada por edad entre los 27 países de la UE, y ser la esperanza de vida en el momento del nacimiento una de las más altas del mundo, la SCV sigue siendo un problema clave de salud pública, siendo la principal causa de muerte, por delante del cáncer y las enfermedades respiratorias, y uno de principales motivos de ingreso hospitalario.
ESTRATEGIA NACIONAL DE SALUD CARDIOVASCULAR
Por estos motivos, a lo largo del 2022, se elaboró y desarrolló en España, la Estrategia de Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud (SNS), estrategia que fue aprobada en un pleno extraordinario del Consejo Interterritorial del SNS, con el objetivo de conseguir un cambio en la SCV de la población, y promover la adopción de hábitos de vida saludables. Estrategia de SCV que tiene como objetivo primordial mejorar el nivel de SCV de la población mediante un abordaje integral. Esta Estrategia de SCV, fijó su objetivo en promover la SCV en la población, mediante el desarrollo de un abordaje integral capaz de facilitar la adopción de estilos de vida y entornos saludables y sostenibles. Estrategia qué por diversos motivos, no ha avanzado nada hasta el momento actual, con prácticamente un nulo desarrollo tras más de un año desde su publicación.
El objetivo general de esta estrategia de SCV, es reducir la incidencia, morbilidad y mortalidad cardiovascular, así como prevenir la discapacidad, para alcanzar una mejora de la calidad de vida y del bienestar tanto de los pacientes como de su entorno familiar. Estrategia de SCV, centrada en las necesidades de la persona y de su entorno, poniendo especial énfasis en las inequidades relativas en SCV, tanto a nivel de género, como en accesibilidad, estando orientada a mejorar la salud de la población de forma global. Estrategia que como objetivos específicos incluye por un lado el desarrollo de intervenciones de promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación de la SCV que conllevan un impacto positivo en la esperanza y calidad de vida de las personas y por otro lado, en el desarrollo de líneas estratégicas centradas para la mejora de la atención cardiovascular, teniendo como eje el paciente, con el desarrollo de procesos asistenciales centrados en la equidad, integradores, participativos, y multisectoriales, para poder así garantizar una mejor coordinación socio sanitaria y disminuir las desigualdades existentes en la actualidad, tanto a nivel de género, como a nivel socioeconómico y geográfico.
Estrategia en SCV que tiene como misión abordar los factores de riesgo desde un enfoque integral, a través de la educación, la formación, la promoción de acciones encaminadas a reducir la incidencia y prevalencia de la ECV, mediante un diagnóstico precoz, la prevención y la rehabilitación, incorporando aspectos clave como la gestión del conocimiento, la investigación y la innovación tecnológica, y teniendo como visión lograr la mejora de los resultados de la atención sanitaria y socio sanitaria, así como la rehabilitación y la restauración de la salud, la prevención de la discapacidad, y la mejora de la calidad de vida y bienestar de los pacientes y sus familiares.
Esta Estrategia de SCV, está centrada en cuatro áreas de actuación preferente, dentro de las diversas patologías existentes dentro de las ECV, todas ellas directamente relacionadas con el envejecimiento, como son la cardiopatía isquémica (angina de pecho, infarto), la insuficiencia cardíaca, las arritmias (fibrilación auricular y muerte súbita) y las valvulopatías, habiendo sido estas elegidas por su alta prevalencia e impacto social. La estrategia tiene un enfoque multidisciplinar, estando sustentado en ejes vertebradores clave que permiten contemplar tanto un abordaje general de la SCV, para hacer frente al diagnóstico precoz y la atención multidisciplinaria, coordinada y con continuidad asistencial de calidad, a pacientes agudos y crónicos con diferentes patologías, como su aplicación a condiciones y patologías concretas que requieren actuaciones específicas, y al seguimiento y tratamiento de los pacientes crónicos. La estrategia tiene como objetivos finales la mejora de los resultados en SCV, la calidad de vida, la optimización del abordaje multidisciplinar, la promoción de estilos de vida saludables, la prevención en SCV, la implementación de la continuidad asistencial, el abordaje de las comorbilidades, la capacitación y formación de los profesionales implicados, y la educación ciudadana en materia de SCV, para que de forma proactiva participen en la disminución de los factores de riesgo más importantes en esta área como son la hipertensión arterial, el colesterol LDL y VLDL elevados, el sobrepeso y la obesidad, la diabetes mellitus y aquellos factores de riesgo relacionados con los estilos de vida, como son la alimentación no saludable, el sedentarismo, la falta de actividad física y el consumo de tabaco y de alcohol.
PROBLEMÁTICA DE LA SALUD CARDIOVASCULAR
Hasta ahora, al igual que en la mayor parte de Europa, la gestión de las ECV en España, está centrada principalmente en el tratamiento de los procesos agudos, como son sobre todo los infartos de miocardio, los ictus y las embolias y no en la prevención, lo que origina un consumo de recursos sanitarios extraordinario y unos costes muy elevados. En 2015, según datos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), los casos de urgencia y hospitalización por ECV alcanzaron los 3400 millones de euros, del coste sanitario total de 9240 millones de euros relacionado con las ECV, lo que supuso el 37%, mientras que solo 2350 millones de euros, el 25 %, se gastó en la atención primaria y ambulatoria de las ECV. En 2022, tan solo la cardiopatía isquémica supuso costes de hospitalización de 694 millones de euros.
La problemática de la SCV como vemos radica en la necesidad de un diagnóstico precoz y la prevención tanto de manera primaria como secundaria, siendo necesaria la identificación de la población de riesgo, para poder realizar una prevención efectiva tanto primaria como secundaria después de un episodio de ECV agudo. Dado que no existe un programa sistemático de predicción mediante test genéticos que indiquen la susceptibilidad a desarrollar la enfermedad, ni de diagnósticos precoces, ni de prevención de ECV y de sus factores de riesgo, un porcentaje significativo de la carga de la enfermedad no se detecta, como sucede en la actualidad, con más de tres millones de casos de hipertensión arterial existente, aproximadamente el 6 % de la población española, siendo los datos sobre la prevención secundaria también motivo de preocupación, ya que según datos de la SEC, solo dos tercios de las unidades de cardiología en España ofrecen dentro de su cartera de servicios la rehabilitación cardíaca, y solo una de cada diez personas son conscientes de sus niveles idóneos de colesterol. Los datos publicados en 2015 mostraron que solo el 56 % de las personas que padecen un síndrome coronario agudo y el 29 % de aquellas con una embolia isquémica consiguen un control aceptable de sus niveles de colesterol LDL. Datos más recientes recopilados entre 2017 y 2020 reflejan un panorama aún más sombrío, y muestran que el 86 % de los pacientes con una enfermedad cardiovascular ateroesclerótica no alcanzan niveles idóneos de colesterol en el transcurso de dos años tras el diagnóstico. Adicionalmente, del 10 % al 12 % de los pacientes con embolia o enfermedad arterial periférica mueren durante ese periodo, según datos de la SEC.
Por todo ello, la mayor parte de las ECV subyacentes no se descubren hasta que se produce un episodio agudo, lo que requiere entonces de cuidados urgentes y muy costosos con resultados inciertos, con gran repercusión económica y social. Además, una vez que la fase aguda del proceso a nivel hospitalario ha terminado, no siempre se coordina y mantiene la gestión a corto y largo plazo de las personas afectadas por una ECV de una manera adecuada y muchos pacientes quedan con secuelas que son tratadas de forma deficiente y con un riesgo elevado de una repetición del episodio agudo previo.
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Dr. Javier Cabo Salvador
Doctor Cum Laude en Medicina y Cirugía Cardiovascular. Fellowship en Cirugía Cardiotoràcica Universidad de Harvard, Washington, Filadelfia y Loma Linda (US). Miembro de la Comisión Nacional de la Especialidad de Cirugía Cardiovascular del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Catedrático de Ingeniería Biomédica (UCAM), Investigación Biomédica (UCNE) y Gestión Sanitaria (UDIMA). Director de Gestión y Coordinador Médico-Quirúrgico de la Clínica Cardiológica Internacional.