REFLEXIONES SOBRE LA EVALUACIÓN DE LA CALIDAD EDUCATIVA | PARTE 2

calidad educativaLa evaluación de la calidad parcial y de la total hoy, sin perjuicio de que esté de moda y sea un instrumento y filosofía paradigmática de siempre utilidad, aún presenta muchas dudas, lagunas e imperfecciones, y está necesitada de mayor perfección y más práctica más universal que real, y su uso no debe suponer automáticamente juicios de valor definitivos y precipitados de forma dogmática.

Su utilidad y uso, entiendo que es y debe ser aconsejable, y si se hace con rigor y objetividad por profesionales capaces, y de gran ayuda, pero con cautela, y sin magnificarlo. Es un instrumento válido, pero no determinante en absoluto de total y definitiva certeza, por lo que toda precipitación no es aconsejable.

A veces se confunde, generalmente por ignorancia, la evaluación con la auditoría de gestión, comercial o económico-financiera. Mientras que la auditoría o fiscalización supone hacer un mero diagnóstico   o “radiografía” de lo observado y analizado; por el contrario, el alcance, la finalidad y el contenido de la evaluación, es siempre más amplio y completo.

La evaluación supone e integra la auditoría, pero supone además no sólo la emisión de un juicio técnico objetivo, sino también debe ir acompañada de un conjunto de propuestas de mejora.

La evaluación en consecuencia, con lo anterior, no es solo un instrumento de valoración de la calidad y de las organizaciones, sino que también tiene otras funciones importantes y destacables, con un carácter complementario:

    1. Supone un medio objetivo para la exigencia de responsabilidades y la atribución de premios y sanciones en las organizaciones.
    2. Ayuda a comprobar y evaluar los resultados obtenidos y los no obtenidos y esperados, en función de los objetivos planificados previamente.
    3. Coadyuva en la elaboración de la planificación futura organizativa, desvelando posibles disfunciones, errores, e incumplimientos del pasado
    4. Muestra las debilidades y fortalezas de los diversos aspectos, departamentos y recursos de las organizaciones.
    5. Es un instrumento de modernización futura de la configuración y actuación de las organizaciones.
    6. Es una guía de la dirección
    7. Fomenta y apoya la motivación de los integrantes de las organizaciones.

En la evaluación de la calidad total o parcial de las organizaciones, a veces se magnifican determinados “rankings” o índices publicados de calidad, y esto es especialmente serio en el ámbito educativo no universitario y universitario. En ese sentido la cautela procede por varias causas, entre las que citaré las siguientes:

    1. A veces los “rankings” se hacen y difunden por instituciones interesadas y no tan neutrales como aparecen, y suelen haber intereses ocultos.
    2. El comparatismo y el mimetismo absoluto en el ámbito de los hechos sociales y desde la perspectiva de las ciencias sociales, no es adecuado ni realista. Falta muchas veces contemplar y analizar el contexto, momento histórico cultura y tradición y características del territorio e institución analizada, para hacer afirmaciones genéricas y aplicables a todos los supuestos. En el ámbito educativo no universitario, el llamado Informe periódico PISA, así como los de la UNESCO y la O.C.D.E., son bastante fiables para todos los países, y deben ser una orientación.

En el ámbito europeo de educación superior, los informes y las recomendaciones de la Agencia europea de calidad de la enseñanza superior, son de rigor y muy orientativos.

La evaluación, especialmente la educativa, implica la utilización simultánea y complementaria de técnicas e indicadores de medición de la calidad cuantitativos y cualitativos. Ambos tipos o clases de métodos son recomendados encarecidamente por la U.N.E.S.C.O.

calidad educativaLo cualitativo se resalta y prima además en la educación, porque ésta no es una mera mercancía; aunque no se olvide su dimensión económica (el coste y presupuesto educativo permiten la acción educativa en mayor o menor ámbito e intensidad como es sabido). Resulta nada fácil, poder evaluar la calidad de la educación como medio de transmisión de principios y valores ciudadanos, sino también y sobre todo como instrumento cualificado para asegurar y fundamentar la capacidad humana de poder razonar y pensar libremente, hecho estructural que diferencia sustancialmente al ser humano de las animales, plantas y máquinas.

Este papel y valor cualitativo antedicho de la educación, estimo que hoy además de necesario como siempre, es también urgente ante la amenaza de la inteligencia artificial. Ésta a pesar de su erróneo nombre, no es propiamente una clase de inteligencia, sino una técnica de utilización y almacenamiento de datos, cuyo mal uso supone una auténtica amenaza y peligro para la humanidad. La inteligencia es un don y una capacidad sólo atribuible al ser humano. La inteligencia artificial solo es un medio técnico con finalidad estrictamente instrumental, de apoyo al conocimiento.

Se pueden utilizar indistintamente diversas técnicas y modelos de evaluación, aunque hay algunos más utilizados como el modelo EFQM.

La educación de calidad está contemplada en el punto o epígrafe 4, de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la O.N.U., es por tanto un “desiderátum” y principio mundial.

La evaluación y su proceso, requiere un plan que determine al menos, lo siguiente:

    1. El alcance de la evaluación o ámbito total o parcial de la evaluación.
    2. Los objetivos fijados.
    3. Los resultados esperables.
    4. La calidad anunciada, la esperada y la prestada o real.
    5. El cronograma.
    6. Los recursos empleables y los empleados (recursos humanos, técnicos, digitales, etc.).
    7. El momento considerado o considerable: ex ante, momentáneo o simultáneo, o ex post; o los tres juntos.

Cómo evaluar la calidad educativa

En el ámbito educativo, se debería evaluar la calidad fundamentalmente, en mi opinión, de los siguientes aspectos:

    1. Gobernanza y características de cada institución.
    2. Normativa vigente y su aplicación y cómo.
    3. Modelo y técnicas de gestión educativa, y del aprendizaje en especial.
    4. Medios existentes y sus características, y en particular su antigüedad y obsolescencia.
    5. Número y características del profesorado, y en especial de su experiencia, cualificación y capacitación.
    6. Número y características del alumnado, con atención en su caso específica diseñada para colectivos más vulnerables y menos inclusivos (así minorías, minusvalías, extranjeros, etc.).
    7. Existencia o no de un plan de calidad aprobado, actualizado y público.
    8. Existencia o no de unos protocolos de tratamiento del alumnado.
    9. Existencia de un procedimiento reglado público de quejas, reclamaciones y sugerencias del alumnado.
    10. Existencia o no de un departamento u oficina de calidad para toda la institución o cada centro.
    11. Infraestructuras (cuales, cuantas y como), de restauración, sanidad, ocio, deporte, etc. de las instituciones y sus diversos centros.
    12. Estado y seguridad de las edificaciones.
    13. Accesibilidad a los edificios.
    14. Ubicación geográfica en el entorno, y medios y transportes de movilidad.
    15. Existencia de becas y préstamos al alumnado.
    16. Planes y guías de estudio existentes.
    17. Biblioteca, centro de documentación y reprografía existente y sus características.
    18. División funcional y sectorial establecida para la enseñanza.
    19. Higiene y plan de prevención de la salud y plagas.

Junto a los aspectos antes señalados y medibles con indicadores cuantitativos y cualitativos diseñados y aplicados adecuadamente o rigor, varios organismos internacionales han señalado unos grandes objetivos genéricos a medir y evaluar en la calidad de la educación, y que son los siguientes:

    1. Eficiencia.
    2. Eficacia.
    3. Relevancia.
    4. Pertenencia.
    5. Impacto real.
    6. Igualdad de personas y sexos.

Evidentemente en la evaluación de la calidad educativa, unos aspectos muy relevantes serán:

    1. El alumnado y sus características.
    2. El profesorado y sus características.
    3. Las técnicas, la metodología y los protocolos educativos.
    4. Las características de cada institución educativa.

Por último, estimo que la pesar de sus posibles lagunas, fallos e incertidumbres y sobre todo la inexistencia de un modelo y técnicas ideales y perfectas, la evaluación de la calidad en general, y en especial la educativa, debe realizarse pues sin duda es un medio útil para aproximarse lo más posible al conocimiento de  la realidad de las organizaciones, para luego permitir su cambio posible y razonable.

 

calidad educativaJosé Manuel Canales Aliende

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Alicante, y anteriormente Profesor Titular en la Universidad Complutense

Director de la Cátedra del Corazón y Longevidad, Doctor “cum laude” en medicina, profesor de cardiología, escritor, académico, investigador y con experiencias de éxito en gestión.

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