Cada 6 de octubre es el Día Mundial de la Parálisis Cerebral, fecha para visibilizar y dar apoyo a los pacientes y familias con esta condición que, tan solo en España, afecta a unas 120.000 personas.
¿Qué es la parálisis cerebral infantil?
La parálisis cerebral abarca diversos “síndromes neurológicos clínicos” cuya característica común es que su sintomatología está relacionada con los “trastornos motores” (Argüelles, 2008). Por lo que, tal y como señala la Confederación ASPACE (2015) de parálisis cerebral, esta no es de forma estricta una enfermedad y no se puede curar. Lo que sí se puede tratar son sus síntomas, principalmente desde la fisioterapia, la logopedia, la terapia ocupacional y mediante apoyos educativos.
Durante la infancia, la parálisis cerebral es la causa más común de discapacidad motora (Díaz, et al., 2019). Es definida como un “trastorno aberrante en el control del movimiento y la postura”, que aparece de forma muy temprana en la vida de la persona a causa de una malformación, lesión o disfunción del Sistema Nervioso Central (Argüelles, 2008). Por este motivo, su diagnóstico siempre vendrá dado por un déficit motor, generalmente acompañado de otros síntomas como epilepsia, trastornos sensoriales, perceptivos, comunicacionales, conductuales, cognitivos o algún otro desorden músculo-esquelético secundario.
Su prevalencia es aproximadamente de 2 niños por cada 1.000, cuyas cifras son muy similares en todos los continentes. Y sus principales factores de riesgo pueden ser prenatales, perinatales y postnatales (por ejemplo, meningitis o daño cerebral) (Federación ASPACE, 2022). Es decir, la parálisis cerebral puede ser causada por todo evento que pueda alterar el desarrollo del cerebro tanto fetal como neonatal (Peláez-Cantero, et al., 2021). El principal riesgo sería la prematuridad, seguido por “las malformaciones congénitas, infecciones intrauterinas, morbilidad obstétrica y las infecciones del Sistema Nervioso Central o traumatismos en el período postnatal” (Díaz, et al., 2019).
La manifestación del síndrome se suele dar entre los 12 y 18 meses de vida a causa de un retraso en el desarrollo psicomotor del niño. Sin embargo, la alteración motora que predomine “dependerá del sustrato neurológico afectado” (Díaz, et al., 2019).
Tipos y causas de la parálisis cerebral
Es importante saber que “no hay dos personas con parálisis cerebral iguales” (Confederación ASPACE, 2015). Esto quiere decir que algunos pacientes podrán vivir sin apenas manifestaciones de la discapacidad, mientras que otros necesitarán el apoyo de terceros para la mayoría de sus actividades diarias.
La parálisis cerebral infantil se puede clasificar según la alteración motora que predomine y el área del cerebro afectada que puede producir uno o más trastornos del movimiento: espasticidad (rigidez muscular), discinesia (movimientos involuntarios) y ataxia (falta de coordinación y equilibrio) (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, 2022). En relación “al número de afectación de las extremidades, del tono muscular y la alteración de la movilidad” Peláez-Cantero (2021) explica los diferentes tipos existentes:
- Hemiparesia espástica. Representa un 20-40% de los casos de parálisis cerebral, siendo el tipo más frecuente. Puede ser congénita, cuando la lesión fue del nacimiento (predomina en varones) o adquirida (se origina en el primer trimestre del embarazo).
- Cuadriparesia espástica. Se da en un 10-40% de los casos y es el tipo más grave. Se da en recién nacidos con bajo peso y en la mayoría de ocasiones es por problemas prenatales como infecciones o las disgenesias cerebrales.
- Diparesia espástica. Representa al 10-30% de los pacientes y sus principales manifestaciones se dan, sobre todo, en las extremidades inferiores. Este tipo de parálisis cerebral está asociada a un nacimiento prematuro y a problemas perinatales.
- Parálisis cerebral extrapiramidal. Presenta un desorden en la manera de coordinar el movimiento y en la regulación de la postura. Las manifestaciones aparecen lentamente, de los 8 a los 20 meses aparecen “movimientos coreicos y distónicos” que a los 2-3 años están ya definitivamente presentes.
- Parálisis cerebral atónica. Se suele dar por alteraciones prenatales y su manifestación principal está marcada por una fuerza mayor en los miembros superiores y debilidad en los inferiores. Por ejemplo, “si se realiza una suspensión por las axilas, flexionan las extremidades inferiores (Reflejo de Förster)”.
- Parálisis cerebral atáxica. Generalmente, este tipo se considera congénito, a pesar de que las manifestaciones clínicas no aparecen hasta el año de edad, cuando el pequeño comienza a caminar. Las causas principales son prenatales, en cambio se pueden dar casos esporádicos y familiares.
Fuentes:
Argüelles, P. P. (2008). Parálisis cerebral infantil. Hospital Sant Joan de Dèu, 271-277. Obtenido en http://www.scielo.org.ar/pdf/medba/v67n6s1/v67n6s1a07.pdf.
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (2022). ¿Qué es la parálisis cerebral infantil? Obtenido en https://www.cdc.gov/ncbddd/spanish/cp/facts.html.
Confederación ASPACE (2015). Parálisis Cerebral. Algunos datos. Obtenido en https://aspace.org/algunos-datos#:~:text=La%20par%C3%A1lisis%20cerebral%20es%20una,120.000%20personas%20con%20par%C3%A1lisis%20cerebral.
Díaz, C. I. E., et al. (2019). Prevalencia, factores de riesgo y características clínicas de la parálisis cerebral infantil. Archivos Venezolanos de Farmacología y Terapéutica, 38(6), 778-789. Obtenido en https://www.redalyc.org/journal/559/55964142018/55964142018.pdf.
Federación ASPACE (2022). Definición de la Parálisis Cerebral. Obtenido en https://www.federacionaspacecyl.org/quienes-somos/que-es-la-paralisis-cerebral/.
Peláez-Cantero, M. J., et al. (2021). Parálisis cerebral en pediatría: problemas asociados. Revista Ecuatoriana de Neurología, 30(1), 115-124. Obtenido en http://scielo.senescyt.gob.ec/scielo.php?pid=S2631-25812021000100115&script=sci_arttext.