El cerebro es uno de los órganos esenciales en nuestro organismo. Sin embargo, al ser el más complejo, su funcionamiento sigue siendo desconocido. Aunque, “es en el cerebro donde todo tiene lugar», como bien dijo Oscar Wilde. Podemos preguntarnos, ¿por qué sigue siendo un enigma después de estudiarse tanto? Básicamente, porque cada cerebro es diferente. De hecho, el encéfalo es único en cada persona, por lo que si, por ejemplo, se trasplantara, sería prácticamente «trasplantar» a la persona en sí, a diferencia de otros órganos (Diamond, Scheibel y Elson, 2019).
En esta nota conoceremos algunas curiosidades sobre el mismo, aprovechando para celebrar que el 22 de julio es el Día Mundial del Cerebro. Adentrémonos, muy brevemente, en el desconocido y extraordinario mundo cerebral.
Todo un órgano por conocer
El cerebro, junto con el bulbo raquídeo y el cerebelo, componen el encéfalo humano, que es “la estructura más compleja de protoplasma existente en la Tierra, o quizás incluso de nuestra galaxia”. De hecho, una estimación conservadora del número de neuronas en el cerebro es 80 mil millones, más de 10 veces la población del mundo. Y, por si fuera poco, el número de posibles conexiones entre dichas neuronas es al menos 100 billones, muchos miles de veces el número de estrellas en la galaxia. Y todo esto, usando lo que sería la potencia de una bombilla de 20 vatios (Buffalo et al., 2019).
Este órgano se divide en dos hemisferios, derecho e izquierdo, los cuales “están conectados por unos 160.000 km de fibras”. Algo que equivaldría a la circunferencia de la Tierra cuatro veces. Por lo que, para realizar una exploración cerebral, se necesita un casco con sensores que “consume casi tanta energía como un submarino nuclear” (National Geographic, 2014).
Estamos conectados, y no solo por redes sociales
Si por algún casual, cuando leíste esto de los dos tipos de hemisferios cerebrales pensaste en «cerebro derecho» creativo y espíritu libre, o en el izquierdo como racional y lógico, es normal. Este concepto de «monopolio» cerebral que surgió en la década de 1960, y dio paso a la máxima popular de que «cualquier lado de tu cerebro que domine, determina tu personalidad», no es del todo cierto. Y es que todo el cerebro está conectado.
Pues, aunque este órgano pese 1,5 kg y tenga un volumen promedio de 1,300 centímetros cúbicos (el tamaño de diez pelotas de tenis), almacena una cantidad ingente de información (Glowacka, 2018). De hecho, esta se encuentra conectada por diferentes zonas cerebrales gracias a la organización de las conexiones neuronales en los llamados nodos. Y dicha información, en forma de impulso nervioso y gracias a la sinapsis neuronal, viaja a una velocidad de unos 120 m/s.
¿Solo usamos el 10% de nuestro cerebro?
Tal vez, en alguna ocasión hayas escuchado la afirmación rotunda de que los seres humanos solo utilizan el 10% de su cerebro. También es común decir que, si se pudiera aprovechar el 90% restante, podríamos tener hasta poderes telequinéticos. Aunque es una idea inquietante, lo es tanto como incierta. Este mito se atribuye al psicólogo William James, quien afirmó en el libro «Las energías de los hombres” que solamente hacemos uso de una parte de nuestros recursos mentales y físicos. O al conocido Albert Einstein, quien lo usó para explicar su gran intelecto (Boyd, 2016).
Como indica Hammond (2013), solamente una sencilla acción como sería cerrar y volver a abrir la mano o decir un par de palabras, ya requieren “la actividad de mucho más de una décima parte del cerebro”. Aun cuando parecemos no estar haciendo nada, el cerebro sigue funcionando, por el simple hecho de que necesita seguir controlando la respiración y el palpitar del corazón mismamente y en general la funciones vitales del cuerpo humano.
Lo que sí sería correcto es decir que, en determinadas situaciones o momentos, como cuando “estamos en reposo y pensando, podemos estar usando solo el 10% de nuestro cerebro” (Boyd, 2016). Además, el neurólogo John Henley afirma que “la evidencia muestra que en un día se utiliza el 100% del cerebro”. Asimismo, cabe destacar que nunca deja de estar activo. Incluso cuando estamos durmiendo, ciertas áreas, como la somatosensorial y la corteza frontal, están activas.
Lo que no sabías sobre el cerebro
Incluso durmiendo, el cerebro está activo. De hecho, es un hervidero de actividad. Se ha llegado a la conclusión de que descansar es esencial para afianzar los recuerdos. Esto se debe a que, en el área centrada en la memoria (el hipocampo) durante el sueño, se producen estímulos que organizan las neuronas. Incluso, cuando una persona está en estado vegetativo, inconsciente y aparentemente insensible durante un período prolongado, su cerebro continúa trabajando en algún nivel.
Los cinco sentidos que todos conocemos podrían ser realmente solo uno. Y es que es el cerebro el que procesa la información y nos da esa visión del mundo: “todos los sentidos interaccionan entre sí, como si en realidad fueran uno único” (Alonso, 2016).
Cerebro abdominal
¿Has escuchado alguna vez que el estómago es el segundo cerebro? Se denomina científicamente como sistema nervioso entérico (ENS). Lo cierto es que, en este se detectan nutrientes, toxinas y patógenos, entre otras funciones. Toda esta información es transmitida al cerebro, que contiene unas 500 millones neuronas que coordinan el proceso de digestión.
Además, según estudios recientes, también hay neuronas que se encuentran fuera del cerebro. Es el caso de aquellas que se concentran en la médula espinal, que conecta el cerebro con el resto del cuerpo. Otro órgano que cuenta con neuronas es el corazón, concretamente unas 40 mil neuronas. Y aún así, pocas en comparación con el cerebro, que tiene unas 100.000 millones.
¿Conocías alguno de estos datos? Seguimos
Cada día el cerebro genera 1400 neuronas nuevas. A esto se le llama neurogénesis y, con el paso de los años, este proceso va aminorándose, por lo que con la edad se regeneran menos neuronas nuevas por día. De hecho, se estima que a partir de los 40 años el cerebro empieza a encogerse. De tal forma que las células comienzan a deteriorarse principalmente en regiones como el lóbulo frontal, el estriado y el hipocampo (zonas que están relacionadas con procesos de pensamiento, movimiento y memoria). Sin embargo, tenemos una especie de amortiguador mental que permite al cerebro tener cierta resistencia ante estos cambios, la reserva cognitiva (New Scientist, 2019).
Nuestra conducta puede cambiar nuestro cerebro. Las acciones que realizamos crean unas estructuras concretas en el cerebro. Por lo que, dependiendo de cuál sea nuestra rutina potenciamos más un área del cerebro que otra. Como por ejemplo, un estudio realizado en Reino Unido llegó a la conclusión de que los taxistas tienen el hipocampo (área de la memoria) más desarrollado que el resto de personas (Maguire et al., 2000).
El 95% de las decisiones que tomamos lo hacemos con el piloto automático. El cerebro es un gran ahorrador de energía. ¿Qué quiere decir? Para no tener que invertir una gran cantidad de tiempo y energía en una determinada decisión, toma la vía más rápida. Si no, imaginemos cómo sería pararnos a pensar cada decisión desde que suena el despertador. Estos «atajos mentales» muchas veces hacen que caigamos en sesgos.
El cerebro no siente dolor. De hecho, la anestesia que se utiliza para las cirugías de cerebro es para evitar el dolor en el cuero cabelludo y las membranas que recubren el cráneo que protegen al mismo, de echo por esta razón se pueden realizar neurocirugías con la persona despierta.
El estar deshidratado te hace más torpe. Al ser el cerebro un 70% agua, el deshidratarte, aunque sea solo un 2%, hace que sea sumamente complicado realizar tareas que requieren atención, habilidades psicomotoras y memoria a corto plazo.
A lo largo de esta nota, ha quedado clara una cosa. Sin lugar a duda, el cerebro es un órgano tan fascinante como complejo. Y es que, el desconocido y extraordinario mundo cerebral no deja de sorprender a los investigadores del área, quienes constantemente se preguntan, ¿cómo puede un órgano que representa, aproximadamente, el dos por ciento de nuestra masa corporal controlar todo? Una respuesta todavía por descubrir.
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Fuentes:
Alonso, M. (2016). Curiosidades sobre tu cerebro de las que no tenías ni idea. El Mundo.
Boyd, R. (2016). ¿Utilizamos solo el 10 por ciento de nuestro cerebro? Scientific American.
Buffalo, E. A., Movshon, J. A. y Wurtz, R. H. (2019). From basic brain research to treating human brain disorders. Proceedings of the National Academy of Sciences, 116(52), 26167-26172.
Diamond, M.C., Scheibel, A.B. y Elson, L.M. (2019). El cerebro humano.
Glowacka, H. (2018). Cerebros vs masa corporal. Arizona State University Institute of Human Origins Ask An Anthropologist.
Hammond, C. (2013). ¿Realmente sólo usamos el 10% de nuestro cerebro? BBC Future.
Maguire, E. A., et al. (2000). Navigation-related structural change in the hippocampi of taxi drivers. Proceedings of the National Academy of Sciences, 97(8), 4398-4403.
Mukerji, N. (2020). ¿Utilizamos solo el 10 por ciento de nuestro cerebro? Mente y cerebro, 103, 70-71.
National Geographic (2014). Los secretos del cerebro.
New Scientist (2019). Eight wonders of the human brain. New Scientist, 242(3235), 34-41.
Tafalla, M. (2013). Ceguera y anosmia. Entrevista a Martí Batalla y su doctora María Colomé. Percepnet, 108.
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