El Suicidio, la epidemia silenciosa

El 10 de septiembre es el Día de la Prevención al Suicidio, fecha muy importante para reflexionar sobre los problemas existentes de salud mental y adquirir una mayor conciencia de su dimensión en todo el mundo. Por lo que, en este artículo, se entrará en detalle sobre cómo afecta a jóvenes y adultos los problemas mentales y cómo influye en las ideas suicidas.

Los datos del suicidio

El tabú alrededor del suicidio o los problemas de salud mental, hace que sea mucho más difícil para las personas que piensan en quitarse la vida pedir ayuda. Tal y como señala Valencia (2007), “es mejor tener a la población debidamente informada” para que así, se puedan evitar prejuicios y discriminación de algún tipo. De esta manera, también se fomenta el respeto a las personas que padezcan algún trastorno mental.

Para conocer la gravedad de la situación a nivel mundial, empecemos con datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (2019), ya que mucha gente desconoce la realidad que comprende. El suicidio es la décima causa de muerte en el mundo y la segunda causa de muerte en los jóvenes de 15 a 29 años. En el año 2020, se suicidaron 1,4 millones de personas, lo que equivale a más de 3.000 muertes al día.

Desde que se publicó el primer informe mundial de la OMS sobre el suicidio, el número de países con estrategias nacionales de prevención han aumentado. Sin embargo, a pesar de los progresos “cada 40 segundos alguien se suicida”, tal y como apunta el Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus. Esto supone una tasa de mortalidad mayor a la causada por guerras y homicidios (Navarrete, Herrera y León, 2019).

Y es que, aunque el 79% de los suicidios en todo el mundo son en países con ingresos medianos y bajos, la mayor tasa de suicidios se da en los países de ingresos altos. Además, cabe señalar que se suicidan tres veces más hombres que mujeres en los países más desarrollados, mientras que en el resto la tasa se encuentra más igualada.

¿Cómo se puede prevenir?

suicidio

El suicidio es considerado un problema de salud pública grave, pero que a la vez se puede prevenir entre la población con ciertas medidas. Por ejemplo, restringiendo los medios para cometerlo, como armas de fuego o medicamentos concretos, o realizando seguimientos a las personas que hayan intentado suicidarse con anterioridad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado una serie de factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de suicidio, entre ellos:

  • Trastornos mentales, como la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia.
  • Abuso de sustancias, como el alcohol y las drogas.
  • Historia familiar de suicidio.
  • Experiencia de traumas o abusos físicos o sexuales.
  • Problemas de salud física, como enfermedades crónicas o dolor crónico.
  • Pérdidas importantes, como la muerte de un ser querido o la pérdida de un trabajo.
  • Sentimientos de desesperanza, soledad o aislamiento.
  • Pérdida de contacto con la realidad.

Además, teniendo en cuenta que se da en un porcentaje alto de los adolescentes, es recomendable realizar charlas en los colegios e institutos (Navarrete, Herrera y León, 2019). La finalidad de estas charlas es que los alumnos sepan que, si tienen algún problema, pueden acudir a un adulto en busca de cualquier tipo de ayuda que necesiten. Ya sea hablando con el psicólogo del centro, con un profesor o con sus padres, pero que sean conscientes en todo momento de que van recibir la atención necesaria, que no se les va a dejar de lado y que podrán salir de esta.

Como se ha mencionado con anterioridad, los trastornos producidos por el consumo de bebidas alcohólicas tienen una relación más elevada con comportamientos suicidas que en la población general. De hecho, su prevalencia es de un 18% entre alcohólicos y toxicómanos (Rojo y Rodríguez, 2021). Por lo tanto, al estar la ingesta de grandes cantidades de alcohol vinculada con el suicidio, se deben implementar políticas que fomenten la reducción de su consumo. Asimismo, esto implica que los medios de comunicación compartan información responsable y cuidada sobre estos temas.

Una de las principales medidas de prevención es la “identificación temprana, tratamiento y atención de personas” (Sorrosal, 2017) que sufran algún tipo de dificultad. Estas dificultades pueden ser o bien dolores crónicos provocados por una enfermedad, problemas emocionales o de salud mental, así como de abuso de sustancias.

Mitos y realidades sobre el suicidio

suicidioA continuación, desmentiremos ciertos mitos sobre el suicidio muy arraigados en la sociedad aportados por la Consejería de Salud de Andalucía (2010):

  • Uno de los criterios más comunes es el de: “la persona que se quiere suicidar no lo dice.” Esto es erróneo, ya que nueve de cada diez personas que se suicidan dijeron expresamente sus intenciones y la persona restante dejó entrever su propósito.
  • “Todo aquel que se quiere quitar la vida está deprimido”. Aunque quien está deprimido tiene más probabilidades, no todo el que lo hace lo está. De hecho, pueden tener esquizofrenia, trastornos de personalidad, alcoholismo…
  • “Hablar sobre el suicidio con una persona que está en riesgo puede incitarle a que lo realice”. Hablar sobre este tema con alguien en riesgo de suicidio reduce el peligro de que lo pueda cometer, incluso puede ser la única ocasión de que ofrezca para conocer sus propósitos.
  • “Solo los psiquiatras pueden prevenir el suicidio”. Aunque los psiquiatras y psicólogos son los profesionales experimentados en su detección y manejo de estas situaciones, cualquier persona interesada en ayudar a personas con riesgo de suicidio puede ser un gran colaborador para prevenirlo.

Es importante recordar que el suicidio puede prevenirse y tratarse con un profesional de salud mental. Si usted o alguien que conoce está luchando contra el suicidio, por favor, no dude en buscar ayuda. Aquí hay algunas cosas que se pueden hacer para prevenir el suicidio:

  • Hablar con alguien sobre sus pensamientos suicidas.
  • Buscar ayuda profesional.
  • Unirse a un grupo de apoyo.
  • Cuidar de su salud física y mental.
  • Establecer metas y objetivos.
  • Conectarse con otras personas.
  • Hacer cosas que disfrute.

¿Dónde buscar ayuda?

En caso de necesitar ayuda porque usted o algún familiar o conocido tenga pensamientos suicidas tiene varias opciones. El Ministerio de Sanidad ha creado la Línea 024 de atención a la conducta suicida: nacional, gratuita, confidencial y con servicio las 24 horas durante todo el año. Consiste en una línea telefónica para ayudar “a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida, y a sus familiares y allegados” (Ministerio de Sanidad, 2022).

Además, puede acudir a su centro de salud más próximo o contactar con asociaciones de familiares y personas con enfermedades mentales para pedir ayuda, como es FEAFES. También puede llamar al servicio telefónico 24 horas llamado Teléfono de la Esperanza, habiendo un teléfono concreto para cada provincia. Pero en caso de emergencia, lo mejor es llamar al teléfono de emergencias (112) o acudir a los servicios de urgencias del hospital más próximo.

 

Fuentes:

Consejería de Salud de Andalucía (2010). Guía sobre la prevención del suicidio para personas con ideación suicida y familiares.

Ministerio de Sanidad (2022). 024. Línea de atención a la conducta suicida. Obtenido en https://www.sanidad.gob.es/linea024/home.htm.

Navarrete, E. M., Herrera, J., y León, P. (2019). Los límites de la prevención del suicidioRevista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría39(135), 193-214.

OMS (2019). Suicidio. Notas descriptivas. Centro de Prensa.

OMS (2019). Cada 40 segundos se suicida una persona. Comunicados de prensa.

Rojo, M. F. L., & Rodríguez, J. L. L. (2021). Tentativa de suicidio y consumo de alcohol. Revista de enfermería y salud mental, (17), 3.

Sorrosal, S. (2017). Papel de enfermería en el riesgo de suicidio en niños y adolescentes. Servicio Aragonés de Salud. Universidad de Zaragoza.

Valencia, M. (2007). Trastornos mentales y problemas de salud mental.

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Director de la Cátedra del Corazón y Longevidad, Doctor “cum laude” en medicina, profesor de cardiología, escritor, académico, investigador y con experiencias de éxito en gestión.

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