La diabetes mellitus afecta a unos 400 millones de personas en todo el mundo, tendencia que cada año va en aumento. Es una enfermedad crónica generada por la falta de segregación de insulina suficiente por el páncreas o cuando el cuerpo no utiliza de forma eficaz la insulina producida (OMS, 2021).
Diabetes y ejercicio físico
Para entender bien esta definición, es necesario saber qué es exactamente la insulina. Esta es una hormona producida por el páncreas que se encarga de regular el azúcar en la sangre. Por lo que, el impacto que causa la diabetes de manera incontrolada en el cuerpo es la hiperglucemia. Se trata de un incremento de la glucosa en la sangre, que puede llevar al daño considerable de órganos y sistemas internos.
Por este motivo, el ejercicio físico es una de las formas más antiguas de combatir la diabetes y un pilar fundamental junto con una buena alimentación o el empleo de fármacos, como indican en un artículo Hernández y Licea (2010). Además, señalan que el ejercicio físico aumenta la “sensibilidad de la insulina y el consumo de glucosa muscular y hepática”, influyendo así de forma favorable al control del metabolismo.
Estos autores recomiendan que sean ejercicios aeróbicos e, incluso, el empleo de pequeñas cargas en casos de diabetes que no sean complicados. Señalan que en la mayoría de casos de jóvenes con diabetes y buen control metabólico de la misma, pueden realizar la mayoría de actividades físicas. Los adultos de edad media y ancianos también podrán practicar ejercicio físico, pero bajo supervisión médica ya que los músculos, articulaciones y huesos están en proceso de envejecimiento y junto con la diabetes pueden agravar ciertas alteraciones.
Igualmente, el ejercicio físico trae múltiples beneficios como “la mejoría del control metabólico, el retraso de la aparición de enfermedades cardiovasculares y la mejoría en el bienestar y la calidad de vida” (Hernández y Licea, 2010).
Diabetes y alimentación
Cabe señalar que la diabetes no es transmisible, pero tiende a ser hereditaria y los “factores ambientales favorecen su incidencia” (Ramírez, González y Santillán, 2009). Y, precisamente por eso, otro factor esencial en la prevención y tratamiento de la diabetes es la alimentación saludable.
Una buena alimentación es de gran importancia para prevenir y tratar la diabetes de tipo 2 (Durán Agüero, Carrasco Piña y Araya Pérez, 2012). Con una buena dieta se puede controlar la glucosa en sangre, estabilizar la presión arterial, evitar el incremento de peso y las demás complicaciones que pueda traer consigo la enfermedad.
Además, una dieta con un índice glucémico bajo ayuda a mejorar el control metabólico en la diabetes de tipo 2. Si un alimento contiene un índice glucémico alto, cuando se ingiere pasa más rápido a la sangre convertido en glucosa, elevando el nivel de glucosa en sangre, según la Asociación Americana de Diabetes (2015).
Dentro de los alimentos que ayudarían a mantener un control del metabolismo correcto, se encuentran las frutas, sobre todo las de climas templados, y el consumo de pescado. Asimismo, es importante eliminar el consumo de alcohol o tomarlo de forma moderada, dependiendo sobre todo del caso.
En definitiva, con dieta, ejercicio físico, medicación y revisiones periódicas para detectar y prevenirla, se puede tratar la diabetes o incluso, evitar o retrasar sus consecuencias.
DIABETES Y SALUD MENTAL
La diabetes puede tener un impacto significativo en la salud mental de una persona. Numerosos estudios han demostrado que las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos del estado de ánimo, como depresión y ansiedad. También tienen un mayor riesgo de suicidio.
Algunos factores que contribuyen al impacto de la diabetes en la salud mental son:
- Estrés: el manejo de la diabetes puede ser una tarea estresante. Los pacientes con diabetes deben seguir una dieta saludable, hacer ejercicio con regularidad y tomar medicamentos. Esto puede ser difícil de manejar, especialmente para las personas que también tienen otras responsabilidades, como el trabajo y el cuidado de los niños.
- Cambios en el estilo de vida: la diabetes puede requerir cambios significativos en el estilo de vida. Las personas con diabetes pueden tener que renunciar a ciertos alimentos y bebidas, y pueden tener que ajustar sus horarios de trabajo y actividades sociales para acomodar las visitas al médico y las pruebas de sangre. Estos cambios pueden ser difíciles de manejar y pueden provocar estrés y ansiedad.
- Impacto físico: la diabetes puede tener un impacto físico significativo en el cuerpo. Las personas con diabetes pueden experimentar fatiga, dolor y problemas de visión. Estos problemas pueden dificultar el funcionamiento diario y pueden provocar depresión y ansiedad.
Trastornos del estado de ánimo en la diabetes:
- Depresión: la depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por sentimientos de tristeza, desesperanza y pérdida de interés en las actividades cotidianas. La depresión es un problema común en las personas con diabetes. Los estudios han demostrado que las personas con diabetes tienen un riesgo de depresión 2 a 3 veces mayor que las personas que no tienen diabetes.
- Ansiedad: la ansiedad es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por sentimientos de nerviosismo, inquietud y preocupación. La ansiedad es otro problema común en las personas con diabetes. Los estudios han demostrado que las personas con diabetes tienen un riesgo de ansiedad 1,5 veces mayor que las personas que no tienen diabetes.
- Suicidio: el suicidio es una tragedia que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, sexo o condición médica. Las personas con diabetes tienen un riesgo de suicidio 2 a 3 veces mayor que las personas que no tienen diabetes.
¿Qué tipos existen?
También es importante conocer que existen seis tipos de diabetes, pero las más comunes son la diabetes de tipo 1, la diabetes de tipo 2 y la diabetes gestacional. La Fundación para la Diabetes y la OMS las explican:
- La diabetes de tipo 1 “(también llamada insulinodependiente, juvenil o de inicio en la infancia)” por lo general la padecen niños o adultos jóvenes, aunque puede aparecer a cualquier edad. Entre sus características está el que produce cantidades deficientes de insulina, lo que requiere su administración diaria. Sus principales síntomas con: adelgazamiento, sed, gran cantidad de emisión de orina (poliuria), cansancio, trastornos visuales y aumento anormal del hambre (polifagia).
- La diabetes de tipo 2 (“también llamada no insulinodependiente o de inicio en la edad adulta)”, aunque es la más usual en mayores de 40 años, se está dando cada vez más en adolescentes o preadolescentes obesos. Esta diabetes se caracteriza por un uso ineficaz de la insulina, el cuerpo presenta resistencia a la hormona. Sus síntomas son parecidos a los de la diabetes de tipo 1, pero por lo general son menos intensos. De hecho, se detecta cuando lleva varios años en el cuerpo y se ha complicado la situación.
- La diabetes gestacional se produce durante el embarazo y consiste en la intolerancia a la glucosa. Se detecta en las pruebas prenatales, pero no porque la madre presente síntomas aparentes. El mayor inconveniente es que “corren mayor riesgo de complicaciones durante el embarazo y el parto”. Incluso ambos, ellas y los hijos, tienen mayor riesgo de, en un futuro, sufrir diabetes de tipo 2.
Fuentes:
Alves, D., & Ferreira, S. (2020). Mental health in patients with diabetes mellitus: a systematic review. Diabetes & Metabolism Journal, 44(2), 129-138.
Asociación Americana de Diabetes (2015). Índice glucémico y diabetes. Obtenido en http://archives.diabetes.org/es/alimentos-y-actividad-fisica/alimentos/que-voy-a-comer/comprension-de-los-carbohidratos/indice-glucemico-y-diabetes.html.
Durán Agüero, S., Carrasco Piña, E., y Araya Pérez, M. (2012). Alimentación y diabetes. Nutrición Hospitalaria, 27(4), 1031-1036. Obtenido en http://scielo.isciii.es/pdf/nh/v27n4/10_revision09.pdf.
Fundación para la Diabetes (2015). Tipos de diabetes. Obtenido en https://www.fundaciondiabetes.org/infantil/177/tipos-de-diabetes-ninos.
Gallagher, K., O’Mahony, S., & O’Connor, D. (2020). The impact of diabetes on mental health: a systematic review and meta-analysis. Diabetes & Metabolism Journal, 44(6), 533-542.
Hernández, J. y Licea, M.E. (2010). Papel del ejercicio físico en las personas con diabetes mellitus. Revista Cubana de Endocrinología. Obtenido en http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S1561-29532010000200006&script=sci_arttext&tlng=pt.
Machado, B., & Silva, C. (2020). Mental health and diabetes: a systematic review of the literature. Journal of Diabetes Research, 2020, 1-11.
Organización Mundial de la Salud (2018). Diabetes. Obtenido en https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/diabetes.
Ramírez, M. P. R., González, J. A. M., y Santillán, E. O. M. (2009). Diabetes. Tratamiento nutricional. Medicina Interna de México, 25(6), 454-460. Obtenido en https://www.medigraphic.com/pdfs/medintmex/mim-2009/mim096g.pdf.