El cerebro de una persona mayor es mucho más práctico de lo que comúnmente se cree. A esta edad, la interacción de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro se vuelve armoniosa, lo que amplía nuestras posibilidades creativas. Es por eso que entre las personas mayores de 60 años se pueden encontrar muchas personalidades que acaban de iniciar sus actividades creativas.
Toy afirmaba: «solo a partir de mi mente puedo transformar el paraíso en infierno o el infierno en paraíso». Así sucede porque «el poder está en tu interior». La mente es tan poderosa porque ejerce una influencia directa en nuestros actos conscientes. Desde mi punto de vista, es esencial aprender a controlar el poder de la mente, nuestras acciones, emociones, sentimientos y pensamientos. Concentrarse en nuestros deseos, buscar el perfeccionamiento de manera permanente.
Por supuesto, el cerebro a partir de los 60 años ya no es tan rápido como en la juventud. Sin embargo, gana en flexibilidad. Por lo tanto, con la edad, es más probable que tomemos las decisiones correctas y estamos menos expuestos a las emociones negativas. El pico de la actividad intelectual humana ocurre alrededor de los 70 años, cuando el cerebro comienza a funcionar con toda su fuerza.
Con el tiempo, aumenta la cantidad de mielina en el cerebro, sustancia que facilita el paso rápido de señales entre neuronas. Debido a esto, las habilidades intelectuales aumentan en un 300% en comparación con el promedio.
También es interesante el hecho de que después de los 60 años, una persona puede usar los 2 hemisferios al mismo tiempo. Esto le permite resolver problemas mucho más complejos.
El cerebro, a partir de los 60 años, elige el camino que consume menos energía, elimina lo innecesario y deja solo las opciones adecuadas para resolver el problema. Se realizó un estudio en el que participaron diferentes grupos de edad. Los jóvenes estaban muy confundidos con las pruebas, mientras que los mayores de 60 años tomaban las decisiones correctas.
Las neuronas del cerebro se renuevan pero las conexiones entre ellas simplemente desaparecen si uno no se dedica al trabajo mental.
La distracción y el olvido surgen debido a una sobreabundancia de información. Por lo tanto, no es necesario concentrarse toda tu vida en nimiedades innecesarias.
A partir de los 60 años, una persona, al tomar decisiones, no usa un hemisferio al mismo tiempo, como los jóvenes, sino ambos.
En palabras de Albert Einstein, «la mente es como el paracaídas… solo funciona si la tenemos abierta». La clave reside en dominar los propios pensamientos. Veamos, reflexiona: ¿dejas que tu cerebro y tus pensamientos te dominen? ¿O más bien usas el poder de la mente para dominar tus pensamientos? Debes recordar siempre que «las manifestaciones del cuerpo acompañan al pensamiento». Ya sabes, tú decides, porque este es justamente uno de los aspectos que marca la diferencia entre salud mental o enfermedad. Valga aquí la célebre cita de Descartes: «pienso, luego existo».
Lo cierto es que podemos realizar todo cuanto nuestra mente pueda imaginar, dado que solo utilizamos el 1% de nuestra capacidad mental. Algunas personas aprenden a optimizar su mente al máximo.
Sigmund Freud dividió la mente en tres partes: consciente, subconsciente e inconsciente. De este modo, la forma que tiene el individuo de recordar o suprimir la información depende del lugar donde se almacena. Ha de tenerse muy claro que la información guardada en nuestro «consciente» es muy reducida en comparación con la que permanece en el subconsciente y el inconsciente. De ahí vienen pensamientos ocultos que, cuando afloran, crean esos «lapsus» tan típicos que influyen en nuestro comportamiento. Platón decía que «el cuerpo humano es el carruaje; el Yo, el hombre que lo conduce, el pensamiento son las riendas, y los sentimientos, los caballos».
En definitiva, si una persona lleva un estilo de vida saludable, se mueve, tiene actividad física y tiene plena actividad mental, las habilidades intelectuales NO disminuyen con la edad, simplemente CRECEN, alcanzando un pico a la edad de 80-90 años.
En conclusión, debemos ser capaces de «entrenar» nuestra mente al igual que nuestros músculos en un gimnasio. Gracias al entrenamiento es posible adquirir un mejor control de la información que recibe la mente en cada momento del día. Coincido aquí con Louis Pasteur: «la fortuna juega a favor de una mente preparada».