Grasas trans
Como muy bien advertĆa MoliĆØre, Ā«hay que comer para vivir, y no vivir para comerĀ». Una de mis mayores preocupaciones estĆ” relacionada con las grasas trans, que se han convertido ya en una epidemia de la mala alimentación.
Cada vez mĆ”s estudios sugieren que su consumo se relaciona con todo tipo de enfermedades como infarto de miocardio, ictus, pĆ©rdida de memoria, hipertensión, obesidad, aumento del colesterol LDL (malo, de lipoproteĆnas de baja densidad), disminución del colesterol HDL (bueno, de lipoproteĆnas de alta densidad), diabetes e incluso cĆ”ncer.
Una de las Ćŗltimas investigaciones al respecto, presentada en las sesiones cientĆficas de la American Heart Association en 2014, determinó que un elevado consumo de grasas trans estĆ” vinculado con una pĆ©rdida de salud cardiovascular y peor memoria.
Las grasas trans no se ven
Las grasas trans estĆ”n ocultas en los alimentos procesados. Se utilizan en la industria alimentaria para aumentar el tiempo de conservación de los alimentos y las caracterĆsticas de frescura y textura. Como decĆa Sócrates, Ā«yo solo sĆ© que no sĆ© nadaĀ».

¿Qué son?
La denominación trans se aplica a un tipo de grasa que se forma cuando el aceite lĆquido se transforma en una grasa sólida al aƱadir hidrógenos.
Este proceso se llama hidrogenación y sirve para incrementar el tiempo de vida Ćŗtil de los alimentos. Lo que sucede en realidad es que parte de las grasas poliinsaturadas se transforman en saturadas. De esta forma, se modifica el aspecto fĆsico de los aceites, que pasan de estado lĆquido a sólido. AsĆ se obtienen grasas y aceites para freĆr que son muy Ćŗtiles para la industria alimentaria, puesto que ayudan a mejorar la perdurabilidad, el sabor y la textura de los productos.
Aunque algunos alimentos, como las carnes de cerdo y de cordero, la mantequilla y la leche, contienen de manera natural cantidades pequeƱas de estas grasas hidrogenadas, la mayorĆa de las grasas trans de nuestra alimentación provienen de alimentos procesados preparados con aceites vegetales parcialmente hidrogenados.
¿Qué alimentos las contienen?
Mark Twain tenĆa la clave: Ā«La Ćŗnica forma de mantener buena salud es comer lo que no quieres comer, beber lo que no te gusta beber y hacer lo que no prefieres hacerĀ». La mejor forma de llevar una alimentación sana consiste en identificar si un producto contiene o no grasa trans, para lo cual es preciso leer la información que ofrece la etiqueta del producto.
En la lista de ingredientes se indica si el producto tiene grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas (indicativo de que podrĆa contener grasas trans). SegĆŗn los criterios la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de grasas trans debe representar menos del 1% de las calorĆas diarias ingeridas, aunque evitarlas es realmente difĆcil, salvo que se siga una dieta muy estricta.
Algunos alimentos ricos en grasas trans son los siguientes:
- BollerĆa industrial: porras, churros, palmeras, cruasanes, galletas, donuts, magdalenas, barritas de cereales, rosquillas, pan de molde.
- Margarinas, aunque algunas clases que han sido sometidas a procesos de hidrogenación han conseguido reducir en gran medida la cantidad de grasas trans de su composición.
- Fast food: hamburguesas, patatas fritas, pollo frito, nuggets.
- Sopas y salsas preparadas: muchas salsas elaboradas, con sabores irresistibles, contienen grandes cantidades de grasas trans.
- Aperitivos y snacks salados: patatas fritas, frutos secretos fritos.
- Caramelos y palomitas de maĆz, especialmente las preparadas para hacer en el microondas, caramelos.
- Congelados, sobre todo las pizzas.
- Productos precocinados: empanadillas, croquetas, canelones, productos rebozados (carnes o pescados).
- Helados y cremas no lƔcteas para el cafƩ.

Etiquetado y regulación de la industria de la alimentación
A dĆa de hoy no existe en la legislación europea ni en la espaƱola ninguna obligación de declarar en el etiquetado la presencia de grasas trans, aun cuando numerosos estudios han concluido que su ingesta eleva el riesgo cardiovascular de obesidad y de diabetes tipo 2.
La Unión Europea no ha impuesto unos lĆmites mĆ”ximos a su uso en la industria. De hecho, las grasas trans se quedan fuera de la aplicación del Reglamento Europeo 1169/2011, que marca quĆ© información deberĆa aparecer, y cómo, en las etiquetas de los productos envasados.
El etiquetado nutricional serĆ” obligatorio y se permite a las empresas un plazo de dos aƱos a partir de esa fecha para que lo incorporen. Es lamentable que, hoy todavĆa, no pueda contarse con una regulación expresa que limite los Ć”cidos grasos trans en los alimentos. Solamente Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia han desarrollado una legislación que obliga a la industria a limitar al 2% la cantidad de grasas trans utilizada en todos los productos.
En EE.UU. y CanadĆ” es obligatorio detallar en la etiqueta las grasas trans/hidrogenadas de cualquier producto. DeberĆa ser imperativo reflejar en el etiquetado de los productos el porcentaje y el tipo de grasas trans que contienen. En este sentido, Europa debe apostar por normas que garanticen una mayor transparencia. Ā«Solo vive el que sabeĀ», decĆa Baltasar GraciĆ”n.
Lo mejor es eliminarlas de la dieta
Soy partidario de eliminar por completo las grasas trans de los alimentos procesados, porque asĆ se reducirĆan los eventos cardiovasculares. Nadie sufrirĆ” un infarto de miocardio por tomar un dĆa una bolsa de patatas fritas, pero lo ideal es evitar este tipo de grasas industriales, porque elevan el colesterol total y el LDL. Los ciudadanos desconocen la influencia perjudicial de las grasas trans, que es preciso eliminar drĆ”sticamente de la dieta.
Su empleo en la alimentación reduce los costes industriales y, obviamente, la calidad de lo que consumimos. No olvidemos la observación de Doug Larson: Ā«La esperanza de vida aumentarĆa a pasos agigantados si los vegetales olieran tan bien como el tocinoĀ».

Cambios en la dieta
Parafraseando a PitĆ”goras, Ā«mide tus deseos, pesa tus opiniones, cuenta tus palabrasĀ». Lo ideal es sustituir los alimentos y los productos industriales por otros muchĆsimos mĆ”s sanos, saludables y, sobre todo, naturales. Algunos consejos Ćŗtiles son:
- Procurar seguir una alimentación equilibrada y con productos naturales.
- Sustituir la bollerĆa industrial por frutas frescas, que son poco calóricas y mucho mĆ”s saludables.
- Eliminar los snacks y los aperitivos salados. Es preferible comer frutos secos en su estado natural, y aperitivos como verduras cocidas o aceitunas.
- Sustituir los productos precocinados por alimentos mƔs naturales. Se ha de evitar consumir productos congelados y se tomarƔn alimentos lo mƔs naturales posibles, como el pescado sin rebozar.
- Eliminar los cereales azucarados o procesados y sustituirlos por cereales integrales, ricos en fibra. Al ser ricos en fibra, ayudarƔn a prevenir o reducir el estreƱimiento.
- Sustituir el pan de molde por pan común que, ademÔs, es mucho mÔs saludable.
- Eliminar el helado industrial y sustituirlo por el que se pueda tomar en una heladerĆa artesanal.
El secreto de la dieta mediterrƔnea
Lo ideal es mantener una alimentación sana, rica en todo tipo de pescados, carnes magras, aceite de oliva, mucha fruta, verduras y legumbres. Su efecto es muy beneficioso, especialmente en la prevención de la arterioesclerosis y, por supuesto, del cÔncer de colon (hoy tan frecuente).
Por ello, es preciso inclinarse por la dieta mediterrƔnea, que contiene antioxidantes naturales y produce un efecto positivo sobre el mantenimiento de las funciones celulares.
Recordemos la afirmación de Mike Adams: Ā«Actualmente, mĆ”s del 95% de las enfermedades crónicas son provocadas por alimentos, ingredientes tóxicos, deficiencias nutritivas y falta de ejercicio fĆsicoĀ». Ya lo decĆa Hipócrates: Ā«Curarse es cuestión de tiempo, pero a veces tambiĆ©n es cuestión de tener la oportunidadĀ».
Entérate de las últimas novedades
Manuel de la PeƱa, M.D., Ph.D.
Director de la CĆ”tedra del Corazón y Longevidad, Doctor ācum laudeā en medicina, profesor de cardiologĆa, escritor, acadĆ©mico, investigador y con experiencias de Ć©xito en gestión.
