Estos meses de verano hay que prestar especial atención a la piel, ya que la exposición directa al sol es mucho mayor que en cualquier época del año y es cuando se produce la quemadura solar.
Quemadura solar: consecuencias
Al exponernos al sol, la capa externa de la piel, llamada epidermis, se engrosa y las células que otorgan el color a nuestra piel (melanocitos) producen melanina más rápidamente. De esta manera, “se consigue un cierto grado de protección natural frente a una futura exposición”, tal y como señala la Academia Española de Dermatología y Venereología.
Esto pasa hasta que llega un momento en el que la piel no puede producir más melanina y se “acelera su envejecimiento, se deshidrata, debilita, pudiéndose llegar a alterar el ADN celular”, como apuntan Morales-Molina et al. Además, una exposición excesiva de la piel a los rayos UVB también puede producir desde descamación a, en caso de una larga e intensa exposición, ampollas.
Pero sin duda, la consecuencia más directa y común es la quemadura solar. Como bien es sabido, esta consiste en un enrojecimiento de la piel relacionado con una sensación de ardor y cierto dolor en la zona donde se haya producido la quemadura. Los primeros síntomas pueden aparecer a la hora o alargarse su aparición hasta pasadas 24 horas, excepto en los casos más graves, que llegan a su máximo tras 72 horas después.
La intensidad de la quemadura solar depende de varios factores, entre los que destacan el tiempo y la hora a la que se ha estado expuesto, ya que no es lo mismo haberlo estado a primera hora de la tarde que a última. Otro factor es el tipo de piel, así como del grado de pigmentación previa, como mencionan Morales-Molina et al.
Quemadura solar: prevención
- Evadir estar expuesto al sol en las horas que los rayos solares son más intensos, entre las 12 y las 16 horas.
- En caso de no poder evitarlo, caminar por los tramos de sombra. Aunque las sombrillas, toldos o árboles no protegen totalmente de sufrir una quemadura solar, ya que los rayos los atraviesan.
- Aplicar crema solar en las zonas no cubiertas por la ropa. Las más recomendadas son las de protección 30 o mayores. En caso de realizar algún deporte o meterse en el agua, aplicar de nuevo a las dos horas.
- Utilizar prendas de vestir que cubran las zonas más propensas a sufrir quemaduras solares, como podrían ser los hombros o la nuca. Para ello es recomendado el uso de camisetas de manga corta, en lugar de camisetas de tirantes y la utilización de sombreros, en puesto de gorras.
En caso de haberse producido la quemadura solar, evitar estar expuesto al sol hasta que la misma se cure por completo y evitar las lociones con anestésicos locales, ya que existe el riesgo de que se produzca dermatitis. Y, en caso de que sea una quemadura fuera de lo común o que el dolor sea excesivo, acuda a un profesional.
Fuentes:
Academia Española de Dermatología y Venereología (2017): Quemadura solar.
Martínez Pérez, S.O. (2002): El sol y la piel.
Morales-Molina, J.A., et al (2006): Quemaduras solares: fotoprotección y tratamiento.
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