Durante el verano se produce un aumento de visitas a los servicios de urgencias. Suelen ser, sobre todo, personas de edades comprendidas entre los 15 y los 45 años, cuyas dolencias generalmente se repiten. Estos problemas se pueden dividir dependiendo de qué los provoque: enfermedades provocadas por el agua, problemas causados por el sol y el calor y enfermedades gastrointestinales. Los explicamos a continuación.
Enfermedades provocadas por el agua
Otra enfermedad muy común del verano es la cistitis. Generalmente es ocasionada por estar mucho tiempo con la ropa mojada al salir del agua. Esta humedad, junto con el calor, causan “ardor miccional y polaquiuria”, que es tener mucha necesidad de orinar, “y puede existir también una hematuria”, que es la presencia de sangre en la orina, aunque esto último no es signo de gravedad (Bruyère y Pizzighella, 2018). Además, cabe destacar que la cistitis se produce de forma frecuente en la mujer y es raro que se de en los hombres.
La conjuntivitis viral no pasa desapercibida dentro de estas enfermedades provocadas por las piscinas o el mar. Por suerte, no suele estar en peligro la visión de quién la padece, aunque puede variar dependiendo del caso. Se produce “por contacto directo con adenovirus presentes en superficies inertes, o por gotas en secreciones”, por lo que es contagiosa (Ucero, et al., 2018).
Problemas provocados por el sol y el calor
Dos problemas muy comunes ocasionados por las altas temperaturas son la deshidratación y los golpes de calor. La primera consiste en “la pérdida de agua y solutos en el cuerpo humano”, es más común en verano es por la falta de aporte de agua al organismo (Soto, Marín y Garibay, 2011). La segunda se da cuando la temperatura corporal sube por encima de los 40 grados. Los síntomas principales son mareos, pulso fuerte y rápido, así como piel seca. Es importante señalar que, “con 41 grados hay riesgo de muerte y a 44 grados la muerte cerebral está asegurada” (Manuel de la Peña, M.D., Ph.D., 2020).
Pero, sin lugar a dudas, otro de los problemas más escuchados en las playas y las piscinas son los temidos cortes de digestión o hidrocución. Estos se dan cuando hay un cambio brusco de la temperatura corporal que puede causar una “parada cardíaca súbita tras la inmersión en agua fría” (Portales y Jiménez, 2011), además de shock y pérdida de conciencia (Masegosa, 2013).
Enfermedades gastrointestinales
Este tipo de enfermedades en verano se dan por la ingesta de alimentos en mal estado a causa del calor, la ingesta de alimentos crudos y beber agua que está contaminada. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021) la contaminación de estos alimentos se puede deber a la contaminación ambiental (del aire, la tierra o el agua) y se puede producir en cualquier etapa del proceso, desde la producción al momento del consumo.
Además, las enfermedades que se transmiten a través de los alimentos son una gran causa de morbilidad y mortalidad en el mundo. En 2010 se produjeron 600 millones de casos y 420.000 muertes por este tipo de enfermedades (OMS, 2015).
¿Cómo prevenirlas?
- En el caso de otitis, se recomienda secar bien los oídos al salir del agua, no introducir objetos en el oído y utilizar tapones adecuados para el baño.
- Para evitar la cistitis, es esencial proteger el área genital, evitando llevar mucho tiempo el bañador mojado, por ejemplo.
- Si se quiere evitar la conjuntivitis, es recomendable utilizar gafas para bucear cuando se esté en el mar o en la piscina, así como utilizar sombreros, gorras o gafas de sol cuando se esté fuera del agua.
- Es importante consumir entre 2 y 3 litros de agua al día para reponer sales y minerales, ya sea en forma líquida o con alimentos que contengan alta cantidad de agua. Además, limitar el tiempo de exposición al calor siempre será la clave ante estos problemas.
- El uso de crema solar es de gran importancia en las zonas que no estén cubiertas por la ropa, sobre todo en la cara y el los brazos. Las cremas más recomendadas son las de amplio espectro, con un factor de protección superior o igual a 30. Y en caso de nadar o sudar, aplicarla de nuevo a las dos horas.
- Se recomienda evitar ingerir comidas que lleven mucho tiempo fuera del frigorífico o alimentos de descomposición fácil, así como beber agua embotellada que no haya estado expuesta al sol.
Fuentes:
Bruyère, F., y Pizzighella, M. (2018). Epidemiología, diagnóstico y tratamiento de la cistitis aguda aislada o recidivante del adulto. EMC-Urología, 50(3), 1-13.
Del Carmen Espinoza-Magaña, G. L. (2011). Otitis externa: diagnóstico y tratamiento. Revista Médica MD, 3(1), 38-44.
Manuel de la Peña, M.D., Ph.D. (2020). Golpe de Calor. Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social.
Manciet, J. R. (2020). Quemadura solar y prevención. EMC-Tratado de Medicina, 24(3), 1-7.
Masegosa Casanova, Á. (2013). Soporte vital en ahogamiento.
OMS (2015). Estimaciones de la OMS sobre la carga mundial de enfermedades de transmisión alimentaria.
OMS (2021). Enfermedades de transmisión alimentaria.
Portales, J. G. H. S. C., & Jiménez, A. J. (2011). Pasos en la actuación con el paciente ahogado.
Salvá, R. P. (2020). Problemas crónicos de salud oncológicos.
Soto, I. B., Marín, A. F., y Garibay, B. S. (2011). Deshidratación en niños. An Médicos, 56(3), 146-55.
Ucero, A. M. M., et al. (2018). Conjuntivitis Virales Agudas: Conocimientos Básicos para esta Nueva Pandemia.