España es el segundo país de Europa que consume alcohol con más frecuencia. De hecho, un 13% de los españoles bebe alcohol cada día, según la European Health Interview Survey (2021). Su consumo, implementado en una rutina, puede hacer que se convierta en un hábito, siendo este el primer paso para el alcoholismo.
La influencia de su consumo
Según un estudio realizado a nivel mundial por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2004, en el mundo hay alrededor de 2.600 millones de personas que consumen alcohol etílico de forma habitual o adictiva. Esta cantidad supone casi la mitad de la población mundial, concretamente un 40% de la misma, y su consumo es “15 veces mayor que el consumo de todas las sustancias ilegales juntas”.
Esta situación hace que sea la “sustancia psicoactiva” más consumida en el mundo, junto con la nicotina (Mosquetera y Menéndez, 2006). De hecho, en España en 2011, a pesar de haber disminuido esta tasa en los últimos 20 años, el 10% de los fallecidos totales fueron por alcohol, de acuerdo con Pulido, et al. (2014).
La European Health Interview Survey (2021) es una encuesta que muestra el patrón de consumo de los adultos de la Unión Europea. Y sus últimos resultados muestran que Portugal es el país europeo con mayor consumo diario de alcohol (20,7% de sus ciudadanos lo consumen cada día), seguido por España (13%). La media de la población europea es de 8,45%, por lo que nuestro país se encuentra bastante por encima de la media del continente.
Cabe destacar que, aunque los españoles consumimos alcohol con más regularidad, nuestra ingesta no es tan alta (10%) como la de otros lugares. Ya que los daneses (37,8%) y los rumanos (35%) son los ciudadanos que presentan más episodios de un consumo de alcohol excesivo.
Los riesgos del alcohol
La Organización Mundial de la Salud (2018) culpa al alcohol de más de 3 millones de muertes al año en todo el mundo como consecuencia de su consumo nocivo. Además, es el “factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos” y está relacionado con “una serie de trastornos mentales y comportamentales”.
El consumo de alcohol en los adolescentes “afecta al cerebro en su maduración, el córtex y el hipocampo”, que son especialmente vulnerables a sus efectos. La consecuencia de esto es “un retraso neuro-madurativo” que lleva a que el proceso de la información sea más dificultoso (De Guzmán Pérez, 2019). Por este motivo, su prevención se debe dar en todos sus ámbitos de la vida: familia, escuela y sociedad en conjunto.
Cuando el alcohol se consume de manera frecuente provoca efectos crónicos y graves en la salud. Se ha comprobado que las personas que beben alcohol en grandes cantidades tienen efectos en su salud nutricional y neurológica, entre otros. Además, si se produce una intoxicación aguda las consecuencias pueden ser desde gastrointestinales hasta “alteraciones en el sistema nervioso central”, como afirman Mosquetera y Menéndez (2006).
El consumo de alcohol ya no afecta solamente a los órganos internos, sino que también supone la alteración de las relaciones sociales. Es frecuente que, entre las personas alcohólicas, se produzca violencia en general, aunque más concretamente en el núcleo familiar y accidentes de tráfico.
Se considera que una persona tiene un problema con el alcohol cuando se dan alguna de las siguientes condiciones:
- No controla cuando consume alcohol.
- Ingiere alcohol sin haber ingerido nada previamente de comida, es decir, en ayunas.
- Cuando bebe al estar sometido a una gran presión o tensión de algún tipo.
- Vuelve a consumir alcohol a pesar de las consecuencias negativas que le genera.
- Cuando el consumirlo le trae problemas con su familia, con sus amigos y/o en el trabajo.
- Pierde consciencia de la realidad.
- Cuando se niega a admitir que tiene un problema.
Tipos de alcoholismo
Normalmente se piensa que una persona que tiene problemas con el alcohol es algo poco común y es asociado comúnmente a alcohólicos sin hogar, pero esto no es así. Es importante resaltar que no existe solamente un tipo de persona consumidora de alcohol o alcohólica, hay distintos tipos:
- Los que beben todos los días, pero no llega a producirse intoxicación.
- Aquellas personas que beben grandes cantidades en periodos cortos y no beben durante bastante tiempo.
- Los que comienzan a beber y no pueden parar.
- Aquellos que tienen un problema crónico de alcoholismo e incluso tienen consecuencias visibles en su organismo a causa de ello.
El hecho de que sea una sustancia legal y aceptada en la sociedad hace que las personas se confíen más, pero el alcohol, sin un consumo moderado, es igual de perjudicial a la larga que algunas sustancias que sí son ilegales.
Fuentes:
De Guzmán Pérez, M. P. (2019). Consumo intensivo de alcohol en adolescentes y riesgos en su desarrollo. Revisión bibliográfica. Nuberos Científica, 3(28), 22-29. Obtenido en http://ciberindex.com/index.php/nc/article/view/2822nc.
European Health Interview Survey (2021). Glossary: European Health Interview Survey (EHIS). Statistics Explained. Obtenido en https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=Glossary:European_health_interview_survey_(EHIS).
Mosquera, J. T., y Menéndez, M. C. (2006). Alcohol etílico: un tóxico de alto riesgo para la salud humana socialmente aceptado. Revista de la Facultad de Medicina, 54(1), 32-47. Obtenido en https://scholar.google.es/scholar?hl=es&as_sdt=0%2C5&q=Mosquetera%2C+J.T.+y+Men%C3%A9ndez%2C+M.C.+%282006%29%3A+Alcohol+et%C3%ADlico%3A+un+t%C3%B3xico+de+alto+riesgo+para+la+salud+humana+socialmente+aceptado.&btnG=.
Organización Mundial de la Salud (2018). Alcohol. Datos y cifras. Obtenido en https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/alcohol.
Pulido, J., et al. (2014). Estudios poblacionales en España sobre daños relacionados con el consumo de alcohol. Revista Española de Salud Pública, 88, 493-513. Obtenido en https://scholar.google.es/scholar?hl=es&as_sdt=0%2C5&q=Pulido%2C+J.+et+al+%282014%29%3A+Estudios+poblacionales+en+Espa%C3%B1a+sobre+da%C3%B1os+relacionados+con+el+consumo+de+alcohol.&btnG=.
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