Vivir en un medioambiente saludable es vital para todos, sin embargo, cada año mueren más de 12 millones de personas debido a enfermedades ambientales no transmisibles (Organización Mundial de la Salud, 2016). La contaminación del aire, del suelo y del agua, el cambio climático y la radiación ultravioleta son solo algunos de los factores de riesgo más comunes.
¿Por qué es importante la salud ambiental?
Este año, la OMS dirigirá la atención mundial por el Día Mundial de la Salud a la relación directa entre el planeta y la salud de las personas bajo el lema “Nuestro planeta, nuestra salud”. Y es que el cambio climático está afectando gravemente a la salud de la población mundial. No solo causa temperaturas extremas o desastres naturales, sino que también afecta a la alteración y distribución de algunas enfermedades infecciosas. De hecho, la malnutrición, la diarrea, el dengue o la malaria son de las enfermedades más mortíferas y estas son muy sensibles al clima (OMS, 2020).
La población infantil es “uno de los grupos más vulnerables” en cuanto a cómo determinados factores ambientales alteran su salud. Esto se debe a que les influye de manera distinta que a los adultos debido a sus características “anatomofisiológicas” (París, et al. 2009). Como señala París, et al. (2009), cada año al menos tres millones de niños menores de cinco años fallecen por causas o enfermedades relacionadas con el medio ambiente, siendo este factor decisivo en el número de defunciones anuales.
¿Cuáles son las enfermedades ambientales más comunes?
El National Institute of Environmental Health Sciences (NIH, 2021) hace una clasificación de las distintas enfermedades ambientales, entre las que destacan las anomalías congénitas, la infertilidad, el cáncer, bocio, enfermedades de la inmunodeficiencia, enfermedades renales, asma, dermatitis… Las más comunes son:
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Asma y alergias
Algunas alergias pueden ser provocadas por contaminantes del aire o alimentarios provocando picor en los ojos, goteo de nariz o el estrechamiento y la inflamación de las vías que mueven el aire a los pulmones. De hecho, se calcula que para 2025, 400 millones de personas padecerán asma debido a los contaminantes atmosféricos (Falcón-Rodríguez, Rosas-Pérez, y Segura-Medina, 2017).
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Cáncer de piel y quemaduras del sol
La larga exposición al sol puede, no solo producir quemaduras, sino, con el paso del tiempo, derivar en un cáncer de piel. Los cánceres que no van más allá de la epidermis tienen un tratamiento más sencillo, pero en el caso del melanoma, “son mucho más peligrosos porque se extienden también por otras partes del cuerpo”. Por eso es tan importante el uso de crema solar con un factor de protección superior o igual a 30, principalmente en verano.
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Dermatitis
Determinadas sustancias químicas presentes en tintes, detergentes, cosméticos y pinturas pueden llegar a causar urticarias y telas, medicamentos y alimentos pueden causar reacciones poco comunes en la piel. Esta enfermedad se caracteriza por un fuerte picor y lesiones cutáneas, que tienden a aparecer en pieles secas. Solo en España, un 15% de la población sufría dermatitis atópica en 2017.
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Enfermedades cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares suponen la mayor causa de fallecimiento en el mundo, según la OMS. Parte de la causa de estas enfermedades podrían ser unos malos hábitos alimenticios, el sedentarismo o la falta de ejercicio y las sustancias químicas que se encuentran en el ambiente. Y es que, a pesar de que el hígado puede convertir gran parte “de las sustancias químicas que entran al cuerpo en sustancias inocuas, algunas se convierten en partículas que se llaman radicales libres, las cuales pueden reaccionar con las proteínas en la sangre para formar depósitos grasos llamados placas; estas placas, a su vez, ocluyen los vasos sanguíneos.” Y esta oclusión puede bloquear que la sangre fluya y puede provocar un infarto.
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Enfermedades trasmitidas por el agua
Algunos ríos, lagos o mares podrían contener metales pesados como el mercurio y el plomo. Estos podrían llegar a ocasionar graves daños a nuestros órganos, interfiriendo en su desarrollo normal y generando anomalías congénitas, a la vez que “tornan cancerosas a las células sanas”. Además, algunas aguas pueden tener restos de desechos de animales o humanos y pueden provocar diarrea, vómitos y fiebres altas.
Datos reveladores
La Organización Panamericana de la Salud (2020) señala una serie de datos clave a conocer sobre las enfermedades ambientales y la salud ambiental:
- Los factores de riesgo asociados al clima cada vez afectan en mayor medida a “los sistemas físicos, biológicos y ecológicos mundiales”. Entre ellos destacan las enfermedades cardiovasculares y las respiratorias, así como la contaminación del aire y la inseguridad alimentaria.
- En los últimos años han surgido nuevos peligros ambientales como son los micro plásticos, los desechos electrónicos o las nanopartículas.
- Casi 30 millones de personas no tienen acceso a agua potable, más de 80 millones no tienen acceso “a instalaciones de saneamiento mejorado, 15.6 millones practican aún defecación al aire, lo que provoca cerca de 30.000 muertes evitables al año”.
- Los plaguicidas tóxicos, como son el mercurio y el plomo, afectan de forma desproporcionada a embarazadas y niños.
Por este motivo, la educación ambiental cobra cada vez más importancia, porque trata de concienciar sobre los problemas medioambientales del entorno para que se ponga remedio (Sauvé, 2010). De esta forma, se busca comprender el delgado equilibro existente entre el hombre y la naturaleza.
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Fuentes:
OMS (2020): Cambio climático. Temas de salud.
Organización Panamericana de la Salud (2020). Determinantes Ambientales de Salud.